Con temor y sorpresa permanecen los habitantes de caserío La Esmeralda, del municipio de Arauquita, en el departamento de Arauca, por la presencia de una extraña mujer que camina llorando por las calles del pueblo durante las noches. Desde hace más de una semana habitantes han registrado en fotografías a lo que ellos consideran se trata de ‘la llorona’.
La leyenda de ‘la llorona’, una mujer que en medio de una crisis de locura ahogó a sus hijos en un río, y desde entonces su espíritu deambula buscándolos, parece que cobró vida en Arauca. Hace nueve noches los habitantes de La Esmeralda escuchan un llanto y chillidos pasada la medianoche. Nadie se había atrevido a inspeccionar de qué trataba el sonido, hasta que un grupo de hombres se encontró con ella de frente.
Pedro Villareal contó en Canal Uno que una noche regresaba a su casa con siete amigos luego de tomar en una tienda, cuando escucharon un llanto y vieron a lo lejos una mujer anciana, de contextura delgada, con el cabello largo y negro sobre su cara y con una especie de túnica blanca, caminando lentamente hacia el cementerio del pueblo mientras lloraba desconsolada.
Pese al miedo, el grupo de hombres decidió seguirla para ver de quién se trataba, y grabarla. El camino de la mujer los llevó hasta el cementerio del pueblo, y paró en la tumba de un niño pequeño. Ahí, dice Villareal, la mujer se percató de su presencia y cuando volteó a mirarlos hizo un fuerte chillido que hizo que salieran corriendo del lugar.
«Tenía el cabello como cuando llevan varios días sin lavárselo. Cuando me volteó a mirar ya estaba vestida de negro y no se le veían los pies, porque volaba a esta altura», describió Villareal a Canal Uno.
«Nos dio mucho miedo, pero nos quedamos mirándola y cuando nos vio cerca nos llamaba. Llegando al cementerio nos quedamos como a 100 metros de distancia porque no fuimos capaces de seguir y aclamaba a un niño y lloraba, y cuando nos volteó a mirar pegó un chillido», continúa su relato el habitante de La Esmeralda.
Los testigos de la extraña presencia aseguran que al llegar el amanecer la mujer desapareció, que sin darse cuenta abandonó la tumba. Los campesinos de la zona dicen que nunca la han visto de día, que aparece en la noche y sobre todo en luna llena, y que su llanto se escucha en todo el pueblo.