Un arqueólogo aficionado descubrió en el norte de Suiza un tesoro de 1.290 monedas romanas, todas ellas acuñadas entre los años 306 y 335 d.C. a partir de una aleación de cobre, informa el periódico local Basler Zeitung.
El 6 de septiembre de 2021, el explorador arqueológico Daniel Ludin estaba rastreando una parcela de bosque cercano al castillo de Wildenstein con su detector de metales cuando encontró enterrada una olla que contenía una gran cantidad de monedas. Tras su sorpresa inicial, Ludin cubrió cuidadosamente el hallazgo y lo notificó al servicio arqueológico suizo Archaologie Baselland.
Gracias a este enfoque tan profesional, un equipo de expertos de Archaologie Baselland pudo recuperar las monedas, que con el tiempo se habían amalgamado en un bloque, según un comunicado de la institución.
El hallazgo es particularmente significativo porque apenas se tiene conocimiento de tesoros de monedas del período entre 332 y 335 d.C., señala Andreas Fischer, jefe de Archivos y Relaciones Públicas de Archaologie Baselland.
Al estudiar el hallazgo con un aparato de rayos X, los expertos descubrieron una zona aparentemente vacía entre dos porciones de monedas. Un análisis de laboratorio posterior reveló que se trata de un fragmento de piel de vaca que separaba las monedas en dos partes.
«Solo se puede especular sobre el significado y el propósito de esta subdivisión», escribe Fischer. «¿Hubo dos propietarios diferentes involucrados? Lo único que se puede decir con certeza en este momento es que las monedas se recolectaron en poco tiempo y la olla se llenó de una sola vez», sostuvo.
El estudio mostró que las monedas estaban hechas de una aleación de cobre con un contenido de plata muy bajo. Todas fueron acuñadas durante el reinado del emperador Constantino el Grande (306-337 d. C.), y las más recientes datan del 332-335.
Según los científicos, el total de monedas encontradas equivale aproximadamente a un sólido, una moneda romana de oro que pesaba aproximadamente 4,5 gramos, es decir, dos ingresos mensuales de un legionario del imperio.
La época tardorromana se caracteriza por varios movimientos de población y monedas causados por guerras civiles, incursiones de etnias vecinas o crisis económicas. Ante estas circunstancias muchas personas se esforzaban por proteger sus objetos de valor, y uno de los métodos para hacerlo era enterrarlos. «Sin embargo, apenas hay tesoros comparables en todo el Imperio romano hasta la fecha en que se escondió la olla de Bubendorf», comentó Fischer.