Un grupo internacional de científicos volvió a datar con precisión una enigmática estructura de madera hallada en la comuna italiana de Noceto, en el valle del río Po, así lo afirma el arqueólogo Sturt Manning, de la Universidad Cornell en Nueva York, citado este jueves por el portal LiveScience.
La construcción, que mide 12 metros de largo, 7 de ancho y 3 de profundidad, fue encontrada en 2004. Es una piscina excavada en una colina y luego revestida con roble, olmo y nogal, formando dos tanques superpuestos. En el fondo yacen varios objetos de cerámica y madera.
Las capas de sedimento indicaron que antes contenía agua, por lo que fue denominada ‘Vasca votiva’ (‘Bañera votiva’, en italiano). En cuanto a la datación, los investigadores evaluaron que fue construida entre aproximadamente entre 1600 y 1300 a.C.
Para conocer con más precisión la edad del hallazgo, los científicos acompañaron la datación por radiocarbono —tecnología ampliamente usada en la arqueología, que sin embargo implica una variación de fechas que se intensifica a medida que aumenta la antigüedad de los restos— con la basada en la dendrocronología. Este método se basa en el análisis de los anillos de árboles, cuyo grosor depende de condiciones climáticas en cada año; de este modo, permite datar la fecha de la tala con una gran exactitud.
«Era como una piscina infinita, en cierto sentido, porque estaba en la cima de una colina; si estuvieras parado cerca de ella, mirando dentro de ella, verías a través del agua y verías algunas de las macetas y otros objetos que han sido depositados cuidadosamente en ella. Pero también mirarías el cielo y las nubes sobre ti; es difícil no pensar que esto podría tener que ver con la lluvia y cosas así», señala el científico.
Como tal, la Vasca votiva es un monumento único y no tiene análogos en Europa. No obstante, si tuviera algún equivalente, sería Stonehenge, supone Manning. Aunque el famoso observatorio en Inglaterra es mucho mayor, mientras uno camina por sus senderos hacia el centro ceremonial «deja un mundo del que es parte y le crea la impresión de que ha mudado y se ha unido a otro», un efecto probablemente similar al de la interacción con la piscina, según el arqueólogo.
Al comparar ambos enfoques, los arqueólogos establecieron que el tanque superior fue construido entre 1436 y 1428 a.C. y el inferior, entre 1448 y 1440 a.C. Por lo tanto, la estructura habría estado presente en el período de fuertes cambios sociales y culturales en las sociedades de la Edad de Bronce del norte de Italia, opinan los investigadores.
En particular, a finales del siglo XV a.C. la cultura de las Terramaras, que era dominante en la región, registra la transformación de la estructura de sus asentamientos y empieza a practicar la cremación como práctica funeraria.
«Piscina infinita»
En cuanto a las funciones de la Vasca votiva, Manning considera que no era simplemente un tanque para riego, sino que se utilizaba en rituales asociados con el agua y el tiempo.
«Era como una piscina infinita, en cierto sentido, porque estaba en la cima de una colina; si estuvieras parado cerca de ella, mirando dentro de ella, verías a través del agua y verías algunas de las macetas y otros objetos que han sido depositados cuidadosamente en ella. Pero también mirarías el cielo y las nubes sobre ti; es difícil no pensar que esto podría tener que ver con la lluvia y cosas así», señala el científico.
Como tal, la Vasca votiva es un monumento único y no tiene análogos en Europa. No obstante, si tuviera algún equivalente, sería Stonehenge, supone Manning. Aunque el famoso observatorio en Inglaterra es mucho mayor, mientras uno camina por sus senderos hacia el centro ceremonial «deja un mundo del que es parte y le crea la impresión de que ha mudado y se ha unido a otro», un efecto probablemente similar al de la interacción con la piscina, según el arqueólogo.
El estudio de Manning y sus colegas, de Italia y EE.UU., fue publicado en la revista PLOS ONE en junio.