La reconstrucción digital de una antigua ciudad maya sumergida en el lago Atitlán, en el cráter de un volcán ubicado en el oeste de Guatemala, dio otro paso adelante gracias a una nueva fase de exploración de este lugar sagrado que cuenta con templos, casas, plazas y monumentos. Según se pudo corroborar, el sitio arqueológico pertenece al período preclásico tardío maya, entre los años 400 a.C y 250 d.C., y quedó inundado a partir de la propia actividad del volcán.
Un equipo internacional finalizó este 3 de abril el nuevo período de exploración, en el que participaron especialistas de Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México, que detallaron que la expedición busca visibilizar el sitio y así promover su conservación y el respeto al carácter sagrado que tiene para las comunidades indígenas.
Desde su inicio, el 14 de marzo, la expedición realizó tareas de buceo para georreferenciar el lugar, obteniendo así datos para crear modelos en fotogrametría y paseos virtuales. «La misión permitió sentar las bases para recomendar la creación de un centro cultural donde la gente conozca y recorra el sitio a través de reconstrucciones digitales», explicó Helena Barba Meinecke, responsable de la Oficina Península de Yucatán de la Subdirección de Arqueología Subacuática del INAH.
«Con esta planimetría podemos hablar de un sitio que mide, al menos, 200 por 300 metros», agregó la especialista.
Durante el buceo por el lago para explorar la ciudad maya, que está sumergida a una profundidad de entre 12 y 20 metros, el equipo obtuvo muestras de limo, con lo que pretenden, entre otras cosas, analizar cómo fue el proceso de hundimiento derivado de la actividad del volcán, cuyo cráter se sitúa a más de 1.500 metros sobre el nivel del mar, y del consiguiente aumento del nivel de agua, lo que obligó a la población a abandonar el sitio.
La expedición internacional forma parte de la Misión del Consejo Consultivo Científico y Técnico, de la Convención UNESCO 2001 sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático. En ella participan arqueólogos subacuáticos y especialistas de Argentina, Guatemala, Francia, España, México y Bélgica, que trabajaron en conjunto con el líder Nicolás Zapalú Toj y con miembros de la comunidad de Santiago Atitlán.
Así obtuvieron permiso de las autoridades ancestrales para avanzar con los estudios y realizar las denominadas ceremonias de pedimento a los ancestros que habitan el lago y la ciudad.