Arqueólogos franceses han desenterrado 50 tumbas romanas, en su mayoría del siglo II d. C., que salieron a la luz mientras se realizaban excavaciones para llevar a cabo obras viales en el Barrio Latino de París.
Entre los restos, los expertos hallaron muestras de una supersticiosa práctica de antiguos pobladores de la entonces región romana de Galia de insertar una moneda en la boca del difunto para ‘pagar’ su transporte al inframundo, según un comunicado emitido la semana pasada por el Instituto Nacional de Estudios Arqueológicos Preventivos de Francia (INRAP, por sus siglas en francés).
Cerca de la mitad de los entierros estaban acompañadas de utensilios de diversa índole, y sobre todo de recipientes de cerámica o vidrio.
«Ahora sabemos más sobre las formas de abastecimiento de los parisinos», comentó el arqueólogo Dominique García, presidente del INRAP en referencia al pueblo Parisii que habitaba las tierras aledañas a la colonia romana de Lutetia, el prototipo de la moderna capital gala. «Lo que encontramos en las tumbas es lo que encontramos asimismo en su hábitat», agregó.
Todos los muertos en esta parcela recién excavada estuvieron sepultados en ataúdes y aún se puede divisar algunos vestigios tanto de los tablones como de los clavos. Además, los especialistas encontraron otro tipo de clavos mucho más pequeños esparcidos cerca de los pies, que habrían sido parte de las suelas de los zapatos.
Por otra parte, una fosa «única y notable» difiere del resto por la presencia del esqueleto de un cerdo, cuya presencia aún requiere interpretaciones.
Los arqueólogos esperan que esta excavación les permita poner a la prueba las conclusiones preliminares, conocer más sobre la población de aquel entonces, los modos de enterramiento y el mobiliario asociado, así como precisar su antigüedad.
Entre otros análisis, se prevén estudios de ADN a partir de los huesos hallados.
La excavación se realizó en un área de 200 metros cuadrados desde marzo. Los investigadores destacan que su densidad es bastante alta y se han observado muchas superposiciones. Asimismo, precisan que no se nota ningún tipo de organización ni orientación de los sepulcros.