Por: Guillermo Serrano
“El empoderamiento de las mujeres y la igualdad de género son esenciales para el progreso mundial”, dice el Secretario General de la ONU en un mensaje de video para celebrar el Día Internacional de la Mujer el 8 de marzo.
António Guterres afirma que las mujeres líderes son modelos esenciales que seguir y subraya que el año pasado, la Organización de las Naciones Unidas alcanzó por primera vez en su historia la paridad de género en sus puestos de alto nivel y que el compromiso es extender esta igualdad a todo el sistema en el plazo de diez años.
En esta jornada, todos los organismos de la ONU unen sus voces para expresar la urgencia de acabar con los estereotipos que generan discriminación, violencia y acoso contra las mujeres y niñas. El camino aún presenta muchos obstáculos y desafíos que empiezan en el ámbito familiar y se extienden a todas las esferas económicas, educativas, políticas, sociales, laborales y de derechos humanos en general.
Como sucede con la memoria humana (personal y colectiva), debemos marcar en el calendario aquellas fechas que deseamos conmemorar. Así pasa con el día de las madres, de los padres, del abuelo (o llamado eufemísticamente “día del anciano mayor”). Y claro, también hay que acordarse del día de la mujer. En el caso de los hombres, no se necesita. Después de todo, hay 365 días para celebrar…
¿Por qué el olvido milenario de la mujer en la conciencia milenaria? ¿Y por qué recordamos a Cleopatra, Ester, Mata Hari o Marilyn Monroe? ¿Podría ser porque fueron utilizadas solamente para proporcionar placer al hombre?
En nuestra América Latina, la mujer se asemeja mucho a esas pinturas abstractas en donde entrecerrando los ojos parecieran que sí, que forman parte del cuadro, pero no están a la vista de todos.
La discriminación ha estado en el orden del día cuando de la mujer se trata. Y ni siquiera las iglesias cristianas escapan a esta segregación cuando la vida de muchas de esas organizaciones religiosas depende de ellas, pero a quienes hasta se les niega el derecho a votar, cuando hay cosas “importantes” que decidir.
Jesucristo, el fundador del cristianismo parecía no tener eso conflictos machistas y su predicación y enseñanza se dirigía e incluía a hombres mujeres y niños. Porque el reino de los cielos se había acercado en su presencia. Y los parias de la sociedad (sí, los pecadores y pecadoras, los que parecían hipócritas y los reales), los enfermos y discapacitados, los agnósticos y ateos; los sectarios y los dogmáticos que parecían saberlo todo y discriminar a todos, sí, todos podían ser parte del reino si Jesús estaba ahí.
Había solo una condición: creer que Jesús era el enviado de Dios para salvar a su pueblo de sus pecados y apartarse de la antigua manera de vivir.
Porque nosotros como ministerio de comunicaciones cristianas creemos en el mensaje renovador del evangelio, saludamos hoy a las mujeres en su día. Las animamos a tener fe y esperanza porque Dios nunca las ha discriminado. Su lucha por una igualdad en todos los ámbitos de la experiencia humana es justa. Las palabras de la Biblia las incluye también a ellas: “no tengan miedo, yo he vencido al mundo” (Jesucristo).