Para empezar, ¿cuál es el nombre de la lengua que hablamos 577 millones de personas, castellano o español? «Ambos son sinónimos, igual de válidos y correctos». Esta es la primera vacilación que resuelve el libro Las dudas más frecuentes del español, manual de bolsillo que, publicado por la editorial Espasa, ha presentado esta semana el Instituto Cervantes. Esta obra es la hermana pequeña de la que la institución publicó en 2013, que abordaba 500 dudas.
Entre las novedades de esta ocasión destaca un capítulo que recoge cuestiones sobre género: ¿Es correcto, como se suele decir en política, «diputados y diputadas» y «ciudadanos y ciudadanas» para referirse a las personas de ambos sexos que forman un conjunto? Lo es, «pero pueden resultar inadecuadas por redundantes», se señala en la duda número 56, que añade: «Al igual que en otras lenguas, en español el masculino es el género no marcado, lo que quiere decir que incluye a los individuos de los dos sexos».
Esto no quita para que la fórmula de «afiliados y afiliadas», por ejemplo, se pueda «emplear una vez al principio y otra al final de un discurso, pero en la lengua debe primar la economía», señaló Florentino Paredes, catedrático de Lengua de la Universidad de Alcalá de Henares, uno de los tres autores del volumen, junto a Salvador Álvaro, profesor de Lengua española, y Luna Paredes, doctora en Filología.
Otros añadidos de esta edición, estructurada en forma de preguntas y respuestas, son los referentes a los nuevos medios tecnológicos: cómo escribir con propiedad un correo electrónico o enviar un whatsaap. «Poner el signo de interrogación solo al final de una frase se puede hacer por wasap, no es incorrecto en ese tipo de registros», subrayó Paredes.
En numerosas cuestiones se siguen las recomendaciones de la RAE, como si hay que tildar guion o solo (no hay que hacerlo). El libro recoge cuestiones recurrentes en el idioma español: la concordancia en la oración, el uso de las preposiciones, el queísmo y el dequeísmo, el leísmo, el laísmo y el loísmo…
El director del Cervantes, Luis García Montero, ha declarado en la presentación que “a pesar de que el idioma no tiene dueños, hay que consolidar su unidad” y a ello puede contribuir un libro «útil para consultar y que no establece dónde se habla mejor el castellano, sino quién lo habla mejor». A propósito de lugares, una de las resoluciones que aporta esta obra es la titulada: «¿Hay que decir Me voy de viaje a Lleida o a Lérida?».
La segunda es la indicada «porque el resto de la frase está en castellano. Muchos lugares de zonas bilingües tienen dos formas (Orense, Ourense…)» y la elección del topónimo «vendrá determinada por la lengua que se esté utilizando». A pesar de que, desde 1992, el Senado aprobó que la denominación oficial fuera Lleida, «si una de las dos denominaciones está asentada, es la que pensamos que se debe usar», según Paredes. «En todo caso, no somos taxativos en general, por eso indicamos que hay unas opciones preferibles a otras».
Con un precio de 14,90 euros y una tirada de 5.000 ejemplares, el libro contiene más de 1.600 entradas y está dividido en capítulos: pronunciación, ortografía (cuándo se escribe sino y si no), puntuación, números (¿se escribe treintaidós o treinta y dos?), abreviaciones y resaltes tipográficos; género y número, verbos, construcción de frases y léxico. Paredes precisó que las fuentes de las que han surgido las dudas son «las consultas que recibe la RAE en redes sociales, la Fundéu» (organización auspiciada por el Departamento de Español Urgente de la agencia Efe) o manuales como El libro del español correcto, también del Cervantes.
Y para terminar, varias sorpresas: si va a freír un huevo, sepa que puede decir, aunque le parezca extraño, «lo he freído», porque el verbo freír puede usarse con dos participios, uno regular y otro irregular. Se acepta «iros ya» y no solo la forma culta «idos ya»; y el redundante «subo para arriba» está bien dicho «porque es frecuente en el uso coloquial de la lengua, con valor enfático».