Esto fue descubierto por una investigación realizada por el Departamento de Psicología y Neurociencia de la Universidad de Colorado, en Estados Unidos, en donde se encontró que es muy común iniciar una “aventura amorosa” con un amigo muy cercano o con un compañero del trabajo.
La investigación, dirigida por Lindsay Labrecque, estudiante de doctorado de Psicología, y por el profesor de la misma especialidad Mark Whisman, consistió en nueve años de investigación y entrevistas a 13,030 adultos en todo EEUU. Este estudio reflejó que los hombres incurren en la infidelidad con más frecuencia que las mujeres. En concreto, el 21% de los hombres y el 13% de las mujeres entrevistadas reconocieron que fueron infieles por lo menos una vez en su vida.
Un 53,5% de los encuestados que reconoció haber sido infiel afirmó que tuvo relaciones sexuales con alguien “que conocían muy bien”, como un amigo cercano, mientras que el 29,4% lo hizo con personas cercanas, tales como “un vecino o un compañero de trabajo”. El resto de los encuestados infieles admitió haber tenido relaciones con desconocidos o “conocidos casuales”.
Una posible explicación, según Labrecque, es que los hombres tienen “una actitud más favorable” hacia la infidelidad, aunque solo el 12% de los hombres infieles paga por tener sexo, mientras que entre las mujeres esa cifra se reduce al 1%.
Los investigadores encontraron que las actitudes de los adultos hacia la infidelidad se ha modificado con la llegada del siglo XXI, aunque no tanto como podría suponerse y es que la desaprobación de las relaciones extramaritales, es decir que sea vista como “algo malo”, pasó de un 79% al 76% en 2016.
De hecho, el porcentaje de hombres y de mujeres que han admitido tener sexo con otra persona que no sea su pareja apenas disminuyó ligeramente entre los años 2000 y 2016. En concreto, en el año 2000, los infieles que lo reconocieron fue el 17,8%, mientras que en 2016 la cifra descendió a 16,3%, según el estudio.
“En general, el índice de sexo extramarital se ha mantenido relativamente constante en los últimos 17 años y quizá sea menor a lo que la gente cree”, dijo Labrecque.
Los investigadores buscarán ahora determinar si la infidelidad cometida con un amigo cercano afecta más el matrimonio que la infidelidad con un desconocido.