Durante muchos minutos se rozó el esperpento en el Saitama Super Arena. El combate de exhibición entre Floyd Mayweather y Tenshin Nasukawa estuvo entre interrogantes durante una hora y media, el mismo tiempo que se tuvo que detener el show porque el estadounidense no aparecía. No estaba previsto, pero pasó, faltaba la estrella de la noche. Floyd es capaz de lo mejor y de lo peor, algo que volvió a demostrar en Japón.
Dejó buenos destellos sobre el ring en un combate que carecía de relevancia deportiva, pero evidenció su falta de modales al llegar tres horas más tarde de la hora que había acordado con la promotora del evento, Rizin. Fue un día de fin de año diferente en Saitama. Vieron a una leyenda noquear y lucirse, pero también faltarles al respeto.
El combate fue un acto lúdico por el que Mayweather se embolsó 9 millones de dólares (7,8 millones de euros), «uno por cada minuto», fardó en Instagram. Los rumores apuntaban a que sus ganancias serían mucho mayores, pero el zanjó el tema… aunque no especificó si era el total o sólo su bolsa. Sea de un modo u otro, el bolo le salió rentable. Llegó, vio y cobró, a poco más le dio tiempo en el pabellón con su demora.
Estaba allí por el dinero, el combate poco le importaba. Lo demostró con sus actos. Además, el estadounidense tenía todo muy atado: reglas de boxeo, diez libras (4,5 kg) más de peso a su favor (pactado en 147 libras, Nasukawa dio 137), sin jueces y con un ‘seguro’ si Nasukawa perdía los papeles. El japonés, campeón en Rizin de kickboxing (con un récord de 32-0, 22 KO), debía pagale cinco millones de dólares al estadounidense si le aplicaba algún golpe de su disciplina que no fuese legal bajo la reglamentación del boxeo. Todo bajo control, era el momento de compensar al público.
Pese a la espera, el Saitama Super Arena (que se llenó con 37.000 espectadores) le recibió con una atronadora ovación. Su rival había prometido «dejarlo KO», pero no pudo cumplir su palabra y acabó llorando desconsolado. Mayweather salió a desquiciarle y cuando le estudió, esperó. Nasukawa lanzó una derecha dura que impactó en el rostro de Mayweather, pero este le recibió con su izquierda, que sumada a un crochet anterior, enviaron al japonés al suelo. Se rehizo, tiró golpes, pero se le veía débil. Sacó garra y lanzó manos abajo, Mayweather lo blocó, replicó abajo para despistarle y le tumbó de nuevo con el crochet.
Nasukawa daba la sensación de estar muy tocado, pero el árbitro, elegido por Mayweather y que llegó desde Estados Unidos, le permitió seguir. De nuevo otro crochet, esta vez con la derecha, hizo que Nasukawa se desplomase. No hubo más pelea, Floyd le noqueó en 138 segundos. Imperial. Había avisado la leyenda del boxeo: «Trabajo fácil», demasiado fácil fue. Mayweather salvó el esperpento con una exhibición en el bolo de Saitama.
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