A medida que pasan las semanas, un visitante espacial genera cada vez más interés entre los astrónomos de todo el mundo. El asteroide 2024 YR4, descubierto en las postrimerías de 2024 por el programa ATLAS desde Chile, ha visto incrementarse sus probabilidades de impacto contra la Tierra en 2032 hasta alcanzar un inquietante 2,1 %, según los últimos datos de la NASA.
La órbita inicial del asteroide indicaba un 1 % de probabilidades de colisión con nuestro planeta. Sin embargo, las nuevas mediciones han más que duplicado ese riesgo. Los expertos señalan que, aunque estas cifras puedan parecer bajas —una probabilidad de impacto entre 48, o un 97,9 % de probabilidades de que el asteroide no toque la Tierra—, la amenaza debe tomarse en serio, si bien no hay motivo para el pánico.
Este aumento progresivo de las probabilidades ha provocado una respuesta sin precedentes: el telescopio espacial James Webb interrumpirá su apretada agenda para realizar observaciones de emergencia, según una entrada de blog de la Agencia Espacial Europea (ESA). En marzo y mayo de este año, sus sofisticados instrumentos infrarrojos se centrarán en desentrañar los secretos de este misterioso objeto celeste.
Además de la intervención del Webb, China ha anunciado la formación de un equipo especializado en defensa planetaria tras el descubrimiento del asteroide, según el South China Morning Post. Esta iniciativa forma parte de una estrategia más amplia del país asiático, que incluye una misión de desvío de asteroides prevista para 2027.
Este movimiento de China complementa los esfuerzos ya existentes de la NASA y la ESA en el campo de la protección planetaria.
¿Un nuevo Tunguska? El potencial destructivo del asteroide 2024 YR4
La incertidumbre sobre sus dimensiones exactas es uno de los principales motivos de preocupación. Los científicos estiman que podría tener entre 40 y 90 metros de diámetro —comparable a la Torre de Pisa—, una diferencia crucial a la hora de evaluar su potencial destructivo.
Si bien no representa una amenaza de extinción masiva como el asteroide que acabó con los dinosaurios, un impacto podría causar una devastación regional similar al evento de Tunguska de 1908, que arrasó 80 millones de árboles en Siberia.
El corredor de riesgo identificado por la Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN) dibuja una franja que atraviesa medio planeta: desde el Pacífico oriental, pasando por el norte de Sudamérica, el Atlántico, África, el Mar Arábigo, hasta el sur de Asia. La fecha crítica: 22 de diciembre de 2032.
La NASA ha clasificado al 2024 YR4 en el nivel 3 de la Escala de Turín, una categoría que, aunque no requiere pánico inmediato, demanda una atención constante.
El James Webb se prepara para una observación de emergencia
Los próximos meses serán cruciales para la observación. El telescopio James Webb, liberado de las limitaciones que la atmósfera terrestre impone a los observatorios convencionales, estudiará el calor emitido por el asteroide durante marzo y mayo, la última oportunidad antes de que el objeto desaparezca de nuestra vista hasta 2028.
Estas observaciones del Webb, cuyo tiempo de uso está normalmente sometido a un riguroso proceso de selección, serán fundamentales para determinar con precisión el riesgo real que representa. Los datos, que estarán disponibles públicamente tan pronto como se procesen, permitirán a la comunidad científica afinar los cálculos sobre la trayectoria y características de este visitante espacial que mantiene en vilo a los astrónomos de todo el planeta.
bueno,cual es el miedo,DIOS nos creo El nos destruirá,por malvados.
ojala te halle contrito arrepentido y humillado..AMEN..