El 13 de enero de 2001, El Salvador vivió uno de los sucesos más devastadores de la historia; el terremoto de 7.6 de magnitud, con epicentro frente a la costa de Usulután.
Este sismo que tuvo 45 segundos de duración causó luto y destrucción en el territorio nacional, tras dejar alrededor de 944 fallecidos y más de un millón de damnificados; además de causar al menos 3 mil réplicas y generar un segundo terremoto exactamente 30 días después, el 13 de febrero.
El principal símbolo de este devastador evento fue el alud de tierra que acabó con la vida de cientos de salvadoreños en la colonia «Las Colinas» en Santa Tecla, donde murieron unas 500 personas.
Ante esta tragedia, Taiwán donó $10 millones para la atención de las víctimas de los sismos de enero y febrero de 2001; sin embargo, estos fondos tuvieron como destino final los bolsillos de funcionarios vinculados a ARENA, según las investigaciones de la Fiscalía General de la República (FGR).
El presidente de turno de ese momento Francisco Flores, quien debió velar por que estos fondos llegaran a los afectados, falleció luego de trasladar a una cuenta a nombre del Consejo Nacional Ejecutivo de ARENA (COENA) en el Banco Cuscatlán de El Salvador, S.A. estos millones.
Parece que al presidente no se le ocurren Nuevas Ideas para seguirse quejando con la misma denuncia de hace 6 años. Porque no recuperan el dinero entonces de los que se apropiaron de este donativo