Si hay un ogro en la historia del fútbol neerlandés ese no es otro que Alemania. Los teutones son, por antonomasia el archienemigo de los Países Bajos. Con la Segunda Guerra Mundial de telón de fondo se empezó a fraguar una rivalidad histórica que llega hasta nuestros días y que hoy, a punto estuvo de sumar un capítulo más, porque apareció Van Dijk, su pie y el gol del empate que mete de lleno a Holanda en la Final Four, deja a Francia fuera de la fase final y a Alemania sin conocer la victoria en esta Liga de Naciones, ¡Van Dijk, qué guay!
Pese al bonito final que vivieron los neerlandeses, no todo empezó de la mejor forma. En el primer acercamiento a trinchera enemiga Werner rindió homenaje a la ciudad minera de Gelsenkirchen y extrajo el diamante del gol. De un puntapié. A los nueve minutos de encuentro. Sin ensuciarse. Tras un pase impoluto de Kroos, brújula y termómetro de esta Mannschaft , que prolongó y mejoró Gnabry de primeras. El del Leipzig bajó el cuero con la cabeza, dejó que botara y enganchó un latigazo cruzado al que no llegó Cillessen. El 1-0 inició la pesadilla que iban a vivir los tulipanes en la gélida noche germana.
El prematuro gol teutón dejó descolocado a la Oranje, tambaleándose en el cuadrilátero. Tocada. Werner a punto estuvo de asestar un nuevo directo al mentón cuando Sané se coló por el pasillo izquierdo y se la puso atrás. Pero, Timo esta vez no acudió puntual a la cita con el gol y no llegó al remate por milímetros. Los neerlandeses en un gesto de coraje intentaron reponerse. Depay lo probó en el 13′ con una falta en el balcón del área. El chut contra la barrera.
Kroos, el faro alemán que señala el camino, volvió a aparecer en el campo minero de Genselkirchen. Toni encendió la luz y filtró un pase que rompió hasta dos líneas de tulipanes. El envío encontró a un Sané que durmió el balón, caracoleó en el área y, casi sin espacio, se sacó del zurrón un remate raso que, tras atravesar las piernas de Tete, entró pegado a la cepa del poste. Imposible para Cillessen. Crochet directo a la mandíbula. Holanda sobre la lona. Al borde del KO en el primer asalto. Impensable.
Como si nada hubiera ocurrido en los últimos meses Alemania se desataba y recordaba a esa maquinaria infalible que coleccionaba víctimas a cada encuentro. Posesión, profundidad, verticalidad por las bandas… la Mannschaft en todo su esplendor. Ante tal exhibición la Oranje poco o nada podía hacer. La segadora germana cortaba de raíz cualquier intentona tulipán. Solo en el 33′ se escuchó el primer «uy» en la grada del VELTINS-Arena. Floreció de Jong, abrió para Blind en una de las pocas veces que ganó el flanco izquierdo y la puso al área. El centro casi lo transforma en gol en propia Süle en un intento de despeje. Tras la ocasión, de nuevo, el oasis. Dominio teutón y ocasiones blancas. Gnabry contestó con un cabezazo en el 39′ que a punto estuvo de poner el 3-0. Con Sané desbordando a su antojo a jugadores neerlandeses como si de conos naranja se tratara se llegó al descanso.
Sonó la campana y los dos contendientes volvieron al ring. El descanso y las instrucciones de Koeman en la esquina del vestuario parecieron dar un aire nuevo a Holanda. Promes dio el primer aviso del síntoma de mejora en el 55′ con un disparo que le salió centrado. Neuer paró sin problemas. La Oranje atosigaba y embotellaba a Alemania. El guión de esta historia parecía reescribirse… pero tan solo se trataba de un capítulo. Werner, en el 61′, se encargó de reconducir el argumento de la obra con una contra que se marchó a centímetros del palo tras cruzar demasiado su remate.
La ocasión malograda reactivó la maquinaria germana. Löw y los suyos volvieron a monopolizar el balón y los tulipanes volvieron a marchitarse. Entre el acoso teutón, Depay apareció para incomodar a un Neuer hasta el momento insólito. Era el 77′ y el León de la Oranje arrancó, sorteó a todos los defensas y se coló hasta la cocina alemana, donde solo Neuer pudo repeler el tiro. En una noche gris, Memphis sigue dejando destellos de jugador de talla mundial. La arrancada de Memphis despertó a Holanda. El final esperado estaba a punto de llegar. Promes recibió en la frontal y se sacó de la chistera un disparo que se coló por la escuadra de Neuer. Sin carrerilla, sin esperarlo. La Oranje se levantaba de la lona como si de una película Rocky Balboa se tratáse. Había esperanza.
Era el 92′ no quedaba aliento para más, pero Van Dijk cruzó el campo y espero el centro. El balón llovido desde el cielo alemán cayó y ahí esperaba el zaguero. Remate duro con el interior que superó a Neuer. El éxtasis. La machada. Un empate técnico que sabe a victoria. El billete de la Final Four volvía a estar en manos holandesas. Francia se quedaba a las puertas. Portugal y la fase final ya esperan a Holanda.