A más de mil años luz de distancia de la Tierra, una mano fantasmal está alcanzando una galaxia. Se trata de la «mano de Dios», conocida como mano nubosa con el nombre de CG4, cuyo resplandor rojo ha sido captado ahora en una nueva imagen.
El equipo del centro de investigación astronómica NOIRLab de la NSF en Tucson anunció que había logrado captar el resplandor rojo del hidrógeno ionizado en el centro y alrededor del borde exterior utilizando un filtro especial. La luz se produce cuando el hidrógeno es bombardeado y excitado por la radiación de estrellas masivas vecinas.
El CG4 pertenece a los llamados glóbulos cometarios, de los que hay muchos en nuestra Vía Láctea: nubes de polvo y gas interestelar con aspecto de cometa debido a una especie de cola y en las que pueden formarse nuevas estrellas. Según los investigadores, CG4 también contiene gas suficiente para permitir la formación de varias estrellas nuevas del tamaño del Sol.
CG4, en la nebulosa Gum
CG4 se encuentra a 1.300 años luz de nosotros y, con una cola de unos ocho años luz de longitud, es bastante pequeña para tratarse de una nube de gas. Un año luz es la distancia que recorre la luz en un año, es decir, 9,46 billones de kilómetros. Como la mayoría de los demás glóbulos similares a cometas observados hasta ahora, CG4 se encuentra en un enorme conjunto de gas incandescente, la llamada Nebulosa Gum. Según los astrónomos, se cree que son los restos de una supernova de hace aproximadamente un millón de años.
Vista desde la Tierra, la estructura se encuentra en la cubierta de popa de la nave (en latín: puppis), una constelación del cielo austral. La galaxia espiral que el CG4 parece estar alcanzando se llama ESO 257-19, y en realidad está a más de cien millones de años luz de la supuesta mano, como explican los astrónomos.
En la historia del fútbol, la «mano de Dios» hace referencia a una situación ocurrida durante el Mundial de 1986, en la que el capitán de la selección argentina Diego Maradona marcó un gol –irregular– con la mano. La expresión fue acuñada por el propio Maradona, que dijo que el balón entró en la portería «un poco con la cabeza de Maradona y un poco con la mano de Dios».