Gracie Lou Phillips nunca le había prestado atención a los comicios. Equilibrar la vida familiar —crió siete hijos junto a su esposo, Bill, en Texas— con su trabajo como esteticista consumió buena parte de su tiempo como para informarse sobre política; además, su esposo no quería que se registrasen como votantes, participaran en la comunidad y los llamaran, por ejemplo, a ser jurados en un largo juicio.
Hace un mes, preocupada por las crecientes tensiones y a polarización, comenzó a hablar de las elecciones con sus nietos. Y entonces, a los 82 años, quiso votar por primera vez.
Apenas se registró para votar en los comicios parlamentarios de los Estados Unidos, sin embargo, cayó enferma con una fuerte neumonía, que la condujo a una septicemia. Internada, pidió a su familia que la ayudara a votar. «¿No hay alguna manera de que pueda votar? ¿No permiten que la gente vote desde el hospital?», le preguntó a su nieto, Jeff Phillips, quien habló con The Washington Post. «Era importante para ella. Siguió insistiendo».
Sad update:
We profiled 1st time voter Gracie Lou Phillips of Grand Prairie last night. She was determined to vote – despite transitioning into hospice care.
Her family has informed me Mrs. Gracie Lou passed away overnight.
May her story inspire others: https://t.co/s9lLyquShE pic.twitter.com/k8fXja5xkr— Maria Guerrero (@Maria_NBC5) November 5, 2018
Y por fin se unió a los 4,8 millones de texanos que votaron de manera anticipada. Otra de sus nietos, Michell Phillips, contó al canal local NBC Dallas/Fort Worth que una de las hijas la llevó a una iglesia de Grand Prairie, donde vivía, el jueves pasado: «Mi tía cargó el tanque de oxígeno portátil. El personal del centro de votación fue muy amable. Salieron a verla al auto».
Allí le llevaron las papeletas del voto, que ella completó. Cuando terminó de hacerlo, la aplaudieron. Su familia registró el momento en que Gracie Lou Phillips sostenía la pequeña calcomanía que se regala a los electores: «Yo voté hoy».
A la mañana siguiente la anciana no se pudo levantar. No quiso desayunar. «Al menos voté», le dijo a uno de sus yernos. El resto del día dijo pocas palabras coherentes, su cuadro fue empeorando hasta que el lunes, poco antes de las 2 de la mañana, murió.
«Estaba muy orgullosa, dijo su nieto al Post. «Votó la lista completa de los republicanos».