Las operaciones de siembra de nubes llevadas a cabo por los Emiratos Árabes Unidos (EAU), con el objetivo de combatir la escasez de agua, podrían haber causado las lluvias torrenciales e inundaciones generalizadas en su capital, Dubái.
Esta nación desértica, que inició sus operaciones de siembra en 2002, enfrenta ahora los retos de gestión de lluvia debido a la falta de infraestructura de drenaje adecuada en muchas áreas.
El Centro Nacional de Meteorología (NCM) del Estado del Golfo activó aviones para sembrar nubes sobre las formaciones de nubes convectivas un par de días previos a las tormentas.
Estas operaciones, realizadas desde el aeropuerto de Al Ain y con drones especiales, buscaban aumentar las precipitaciones liberando partículas como cloruro potásico en la atmósfera, que funcionan como núcleos de condensación para la formación de gotas de lluvia.
Ahmed Habib, meteorólogo especializado, confirmó a Bloomberg que en los últimos días se efectuaron siete misiones de siembra de nubes, lo que habría contribuido a la generación de las intensas lluvias observadas.
Este fenómeno ha desencadenado una serie de efectos en la vida cotidiana de los residentes y en la infraestructura crítica. Las redes sociales se llenaron de imágenes y vídeos del aeropuerto de Dubái, que sufrió inundaciones que obligaron a suspender las operaciones aéreas durante 25 minutos.
A pesar de los daños materiales y las complicaciones causadas por las inundaciones, la oficina de prensa de Dubái describió estas lluvias como “lluvias de bondad”, subrayando el papel crucial que juegan en la mitigación de los efectos del calentamiento global, que amenaza con aumentar las muertes relacionadas con el calor en los EAU.
En este contexto, las actuales inundaciones plantean interrogantes sobre la sostenibilidad y los riesgos de la siembra de nubes como solución a largo plazo para la seguridad hídrica en los EAU.
También subraya la importancia de desarrollar infraestructuras de drenaje y gestión de aguas pluviales capaces de adaptarse a las nuevas realidades climáticas.
¿Realmente funciona la siembra de nubes?
Autoridades del Centro Nacional de Meteorología del país indicaron que las recientes lluvias no estuvieron vinculadas con actividades de siembra de nubes, reportó CNN.
Aún si los aviones utilizados en el programa de siembra de nubes hubieran volado previo a la tormenta, es bastante improbable que dichos esfuerzos hayan tenido como resultado una cantidad de lluvia superior a la esperada de forma natural.
“¿Cómo saber cuánta precipitación de esa nube se debe a la siembra? ¿O cuánta habría caído sin la siembra?”, dijo Daniel Swain, científico del clima de la UCLA, al medio. “Este no es un escenario en el que se pueda hacer un experimento verdaderamente controlado”.
Los científicos han realizado esfuerzos en este campo. Un estudio del 2020, divulgado en la revista Proceedings of the National Academies of Sciences, sugería que un experimento específico de siembra de nubes podría haber incrementado la lluvia en un 10% más de lo que se habría obtenido naturalmente.
No obstante, sigue habiendo dudas dentro de la comunidad científica. Swain destacó la importancia de llevar a cabo investigaciones controladas que confirmen si la siembra de nubes fue realmente responsable de un aumento significativo en la precipitación.
Riesgos de la siembra de nubes
La siembra de nubes es un método que busca aumentar la lluvia dispersando sustancias en las nubes, como sales, para estimular la precipitación. Aunque parece una solución para la escasez de agua, conlleva riesgos.
Por ejemplo, puede alterar los patrones de lluvia en áreas no destinadas a recibir agua, afectando tanto a la flora y fauna locales como a la agricultura. Además, el uso excesivo de químicos podría tener impactos negativos en la calidad del agua y la salud ambiental. Estos factores hacen que su aplicación deba ser cuidadosa y considerada.
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