El British Antarctic Survey (BAS), institución gubernamental del Reino Unido dedicada a la investigación de la Antártida, ha comunicado este sábado que está listo para probar el dron Windracers ULTRA en el continente austral con el objetivo de mejorar su capacidad científica.
Diseñado para entornos extremos, se trata de un vehículo aéreo no tripulado totalmente autónomo con dos motores, alas fijas de diez metros y capaz de transportar 100 kilos de carga o sensores. Tiene un alcance de hasta 1.000 kilómetros y ofrece un menor impacto de carbono que la aviación tradicional con tripulación.
En la fase de pruebas de esta temporada, el dron será desplegado para inspeccionar zonas protegidas sensibles desde el punto de vista medioambiental y evaluar la cadena alimentaria marina mediante cámaras. Además, sus sensores magnéticos y gravitatorios ayudarán a estudiar las estructuras tectónicas, mientras que los radares aerotransportados permitirán evaluar las estructuras glaciológicas, al tiempo que se probará una sonda de turbulencia atmosférica para estudiar los procesos de la capa límite que unen el océano y la atmósfera.
«Demostrar que los drones pueden recoger de forma sólida y rutinaria una serie de datos diferentes es realmente emocionante para el futuro de la ciencia antártica», declaró Tom Jordan, geofísico del BAS especializado en la recopilación de datos desde el aire.
El organismo explica que, si tiene éxito, estos drones se utilizarán como herramienta principal para investigaciones aéreas aprovechando al máximo la configuración flexible disponible en la plataforma para una variedad de instrumentos científicos.