El satélite natural de la Tierra, la Luna, está experimentando una serie de transformaciones que podrían redefinir las futuras misiones de exploración y asentamiento humano. De acuerdo con una investigación auspiciada por la NASA, el núcleo lunar está enfriándose y contrayéndose gradualmente, lo que ocasiona que su superficie desarrolle pliegues y, por ende, una serie de “sismos lunares” que pueden durar hasta varias horas, así como deslizamientos de tierra.
Este fenómeno podría representar una amenaza significativa para los futuros colonizadores y sus equipamientos, especialmente en la región del polo sur lunar, foco de intensa atención internacional debido a su potencial contenido de hielo de agua, según publicó CNN.
La carrera espacial internacional se ha redefinido con la mirada puesta en el polo sur lunar, considerado hasta hace poco como uno de los sitios más prometedores para futuras misiones de exploración y habitación debido a la creencia de que podría contener depósitos de hielo de agua.
El exitoso aterrizaje suave de la misión Chandrayaan-3 de la India en esta zona, seguido de cerca por el intento fallido de la nave Luna-25 de Rusia, así como los planes de NASA para su misión Artemis III y los esquemas futuristas de China, son muestra del creciente interés internacional por esta zona.
Sin embargo, la nueva investigación presenta un panorama menos alentador de lo esperado. “Esto no es para alarmar a nadie y, desde luego, no es para desalentar la exploración de esa parte del polo sur de la Luna. Este es un llamado de atención para recordarnos que la Luna no es este lugar benigno donde nada está ocurriendo”, expresó Thomas R. Watters, autor principal del estudio y científico emérito sénior en el Centro de Estudios Planetarios y Terrestres del Museo Nacional del Aire y el Espacio.
El enfriamiento y contracción del núcleo lunar dan lugar a la formación de pliegues en la superficie, similar a cómo una uva se arruga al convertirse en una pasa. Este proceso no solo provoca los ya mencionados sismos lunares, sino que también puede desencadenar deslizamientos de tierra, exponiendo a futuras misiones humanas y robots exploradores a un riesgo considerable.
Encontrando respuesta a los sismos lunares
El Orbitador de Reconocimiento Lunar (LRO) de la NASA, ha desempeñado un papel crucial en la vinculación de un potente sismo lunar con una serie de fallas en el polo sur de la luna, según el estudio publicado el 25 de enero de 2024 en The Planetary Science Journal.
Utilizando datos recopilados por el LRO, lanzado en 2009, los investigadores han podido relacionar un terremoto lunar, detectado con instrumentos dejados por los astronautas del Apollo hace más de medio siglo, con jóvenes fallas geológicas.
El descubrimiento desvía la percepción tradicional de la luna, considerada durante mucho tiempo como un objeto muerto desde el punto de vista geológico. “La luna se consideraba como un objeto geológicamente muerto donde nada ha sucedido durante miles de millones de años, pero esa no podría estar más lejos de la verdad”, afirmó Watters. Los datos indicaron que la luna ha experimentado una contracción de aproximadamente 45 metros en circunferencia en los últimos millones de años debido a su enfriamiento interno, lo que ha generado una actividad sísmica notable.
“A medida que se enfría, la luna se encoge, el volumen interior cambia y la corteza tiene que ajustarse a ese cambio; es una contracción global, a la que también contribuyen las fuerzas de marea de la Tierra”, explicó Watters. Es importante destacar que, aunque la contracción de la luna parece insignificante en términos geológicos, no tiene efecto sobre la Tierra o los ciclos de marea.
El terremoto lunar más fuerte registrado se equiparó a un terremoto de magnitud 5.0 en la Tierra. Aunque se consideraría moderado en el planeta, la gravedad más baja de la luna intensificaría su impacto, haciendo que incluso una leve aceleración del suelo pudiera desequilibrar a alguien caminando sobre la superficie lunar. “En la Tierra, tienes una gravedad mucho más fuerte que te mantiene sujeto a la superficie. En la luna, es mucho menor, así que incluso un poco de aceleración del suelo va a potencialmente sacarte de tus pies si estás caminando”, agregó Watters.
Los instrumentos sísmicos dejados por las misiones Apollo desempeñaron un papel fundamental al proporcionar datos iniciales sobre terremotos lunares poco profundos, aunque la fuente de estos eventos sísmicos no se entendió completamente hasta ahora.
No afectará a la misión Artemis III
La NASA confirmó que el proceso de selección de la región de aterrizaje para la misión Artemis III, que tiene como destino el polo sur lunar, no se verá afectado por las conclusiones de un reciente estudio sobre los sismos lunares.
La misión, que planea enviar a dos astronautas a vivir y trabajar en la superficie lunar durante aproximadamente una semana, ha identificado 13 regiones candidatas para el aterrizaje, seleccionadas bajo criterios de seguridad, posibilidades científicas, ventana de lanzamiento disponible y condiciones de terreno, comunicaciones e iluminación. “Esto se debe a que estimar con qué frecuencia una región específica experimenta un sismo lunar es difícil de hacer con precisión y, al igual que los terremotos, no podemos predecir los sismos lunares”, explicó Renée Weber , coautora del estudio y científica planetaria de la NASA.
A corto plazo, según Allen Husker, profesor de investigación de geofísica en el California Institute of Technology, consultado por CNN, la probabilidad de que un gran sismo lunar ocurra mientras los astronautas están presentes en la superficie es muy baja. “Es muy poco probable que ocurra un gran sismo lunar mientras ellos están allí. Sin embargo, es bueno saber que estas fuentes sísmicas existen”.