La gran expansión y desarrollo de los aspectos fotográficos en las cámaras integradas en los dispositivos móviles, ha permitido que cualquier persona pueda captar una foto sin importar donde y con quién se encuentre. Sin embargo, ¿qué sucedería, si en lugar de un instante, se quisiera capturar el cambio experimentado en un lugar con el pasar del tiempo?
Ese es un interrogante que busca resolver el profesor y filósofo Jonathon Keats, quien en colaboración con la Universidad de Arizona, creó un proyecto para tomar una imagen única durante un tiempo de exposición de mil años.
Bautizada como la Cámara del Milenio, este dispositivo tiene como finalidad capturar la transformación de la ciudad Tucson durante este gigantesco periodo de tiempo, desde una colina situada en las inmediaciones de la urbe.
El proyecto también busca fomentar una reflexión sobre el futuro de la humanidad y su evolución a lo largo de los siglos.
Cómo funciona la Cámara del Milenio
Se trata de una cámara estenopeica, un tipo de cámara simple que utiliza una pequeña apertura en lugar de una lente para proyectar imágenes en un material sensible a la luz colocado en su interior.
Pero a diferencia de las cámaras estenopeicas convencionales, que pueden tardar varios minutos en capturar una imagen, la propuesta de Keats buscar extender este proceso por un periodo de tiempo mucho más largo.
Y esto será gracias al mecanismo detrás del artefacto que combina tecnología y arte, utilizando un cilindro de cobre montado sobre un poste de acero, con un pequeño orificio que permite el paso de la luz hacia una superficie cubierta por un pigmento de pintura al óleo conocido como rosa rubia.
La selección de este material se hizo basándose en su capacidad de cambiar gradualmente bajo la exposición a la luz solar, con la esperanza de que retenga una imagen reveladora del desarrollo del paisaje, la arquitectura de Tucson a lo largo del próximo milenio.
De hecho, el funcionamiento de la cámara permite que los cambios permanentes en el entorno queden registrados con mayor nitidez, mientras que aquellos elementos más transitorios se mostrarán de manera casi transparente en la imagen final que se revelaría en el año 3024.
Es un proyecto que busca generar una gran reflexión
Ubicada en Tumamoc Hill, la cámara no solo es un dispositivo de captura, sino también un llamado a la contemplación sobre el legado y las decisiones que moldearán la potencial evolución o desaparición de Tucson.
Incluso la iniciativa no pretende ser una declaración sobre las prácticas de desarrollo urbano ni influir sobre ellas; más bien, busca estimular el diálogo y la consideración de cómo las acciones actuales repercutirán en las generaciones futuras.
Keats señala la importancia de poder imaginar futuros alternativos como una motivación para influir y posiblemente redirigir el destino de nuestra sociedad.
No obstante, el filósofo es consciente de los retos que implica asegurar la supervivencia de la cámara durante un periodo de tiempo tan extenso.
Qué desafíos podría enfrentar la Cámara del Milenio
A pesar de la ambición del proyecto, hay factores que podrían interferir con su conclusión exitosa en el año 3023, tales como desafíos materiales y el riesgo de que futuras generaciones decidan intervenir o alterar el experimento.
Además, el contexto de cómo se perciben y se abordan temas como el cambio climático y el avance de la tecnología de inteligencia artificial podría influir significativamente en el resultado final.
Sin embargo, Keats y sus colaboradores permanecen esperanzados, viendo la Cámara del Milenio como un medio para fomentar la imaginación y la acción responsable hacia el futuro.
E incluso se proyectan fuera de Tucson, con planes de instalar versiones de la cámara en otros lugares de gran interés cultural y ambiental, como Los Ángeles en Estados Unidos, los Alpes en Austria o en Chongqing en China.
Con el cambio climático y amenaza de confrontación militar mundial no creo que se llegue al año 2100 en sociedad tal como la conocemos.