La noche del 30 al 31 de agosto será posible contemplar la superluna azul, un espectáculo celestial que ocurre una vez en 10 años en promedio, por lo que se considera bastante raro.
A diferencia de otros fenómenos celestiales, todos en la Tierra tendrán la oportunidad de ver la superluna azul en el cielo nocturno. Desde la NASA recomiendan usar prismáticos o un telescopio para ver mejor la textura de nuestro satélite natural.
¿Qué es una luna azul?
La agencia espacial estadounidense precisa que, desde la década de 1940, el término luna azul se ha utilizado para la segunda luna llena en un mes calendario. El pasado 1 de agosto ya se contempló la primera luna llena y la segunda llega precisamente en la noche de este miércoles.
Cada mes habitualmente acoge una luna completa, pero la luna azul aparece porque el ciclo del satélite natural de la Tierra es de 29,5 días, un poco más corto que la duración de un mes. Ese desfase hace que se produzca una luna llena a principios de mes con días suficientes para otro ciclo completo, es decir, una segunda luna llena en el mismo mes.
¿Y superluna?
Mientras, una superluna ocurre cada tres o cuatro meses, cuando la fase de la luna llena coincide con el mayor acercamiento de esta con la Tierra, un fenómeno denominado perigeo que se produce debido al carácter elíptico de la órbita lunar. Las superlunas parecen más brillantes y grandes que las lunas llenas regulares. De acuerdo a la NASA, la superluna es un 14 % más grande y un 30 % más reluciente en comparación con la microluna (luna llena a la distancia más lejana de la Tierra, el apogeo).
La superluna de este miércoles será la tercera en lo que va del año y la segunda en agosto. Mientras, las lunas azules ocurren solo cada dos o tres años y las superlunas azules una vez en 10 años. La próxima superluna azul no volverá a suceder hasta 2037, una en enero y otra marzo.
¿La luna se teñirá de azul?
No. El término luna azul no describe realmente su color, y el satélite natural aparecerá mayoritariamente con su habitual color gris lechoso. Sin embargo, la luna sí puede parecer azul cuando «en raras ocasiones diminutas partículas en el aire, típicamente de humo o polvo» dispersan las longitudes de onda rojas de la luz.