Con un solo salto restante e inusualmente fuera de ritmo, la venezolana Yulimar Rojas se dio una plática motivacional.
Algunas de las palabras que se dijo finalmente surgieron efecto. Porque Rojas sacó la versión que todo el mundo conoce de ella, de la mujer que gana todo.
Rojas saltó 15,08 metros (49 pies 5 3/4 pulgadas) en su sexto y último intento del viernes por la noche para enfilarse a su cuarto título consecutivo en los campeonatos mundiales. A ello hay que sumarle su oro en los Juegos Olímpicos de Tokio y va de 5-5 en grandes justas desde 2017.
La venezolana sufrió como pocas veces le había ocurrido en la pista, mucho menos en los grandes campeonatos. Su primer salto fue nulo, todo un presagio de que el concurso no iba a ir como de costumbre. Los dos siguiente válidos (14,33 y 14,26 metros), pero muy cortos y apenas iba octava en la clasificación provisional de la final.
Que el cuarto y el quinto intento también fueran nulos disparó las alarmas, hasta ese último intento que le permitió pasar del octavo al primer lugar. De estar virtualmente sin medalla a colgarse la de oro.
El sufrimiento duró hasta que el resto de competidoras realizó ese sexto y último intento. Ninguna superó su 15,08 metros y Yulimar Rojas soltó la tensión en forma de lágrimas de emoción.
Rojas, de 27 años, es prácticamente tan automática en estos días como lo fue el velocista jamaiquino Usain Bolt durante su era de dominio.
La estrella venezolana se quedó en cualquier caso muy lejos de aspirar a su récord mundial (15,74 metros bajo techo) o de su mejor marca al aire libre (15,67 m), pero cumplió la misión de añadir un oro más a su colección, después de los logrados de manera consecutiva en Londres en 2017, en Doha en 2019 y en Eugene (Estados Unidos) en 2022.