Yilmaz Kiziloglu, de 48 años y expaciente de un hospital universitario de Erzurum (Turquía), se sometió a cuatro ciclos de quimioterapia y finalmente abandonó la camilla de su hospital, una vez que le fuera asegurado que estaba completamente exento de cualquier enfermedad maligna. Pero el principal problema que le preocupa hoy es que en verdad nunca ha padecido cáncer, enfermedad que le fue diagnosticada por error.
Kiziloglu acudió a ese centro clínico en febrero del 2015 tras repetidos síntomas de fatiga y fiebre, que acompañaban un cuadro típico de un constipado. Lo hospitalizaron, le ofrecieron una terapia, sintió una mejora, pero 10 días después de ser dado de alta, volvió al hospital con las mismas quejas.
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Además, presentaba hinchazones en las axilas y el cuello. Entonces los médicos sospecharon una patología maligna y al poco le diagnosticaron cáncer de ganglios linfáticos. Dos días después ya recibía su primer ciclo de quimioterapia, a los que se sumaron dos más en los tres años posteriores, cita el medio Haber Turk.
Así, tras someterse el paciente a mucho dolor y severas molestias, el tratamiento llegaba ya a su fin cuando un hermano de Yilmaz llevó las muestras de sus tejidos a otro hospital de investigación, también universitario pero de la capital turca, Ankara. Allí establecieron que el diagnóstico fue erróneo desde un principio.
Kiziloglu entabló en agosto de este año una denuncia contra el hospital de Erzurum y sostiene que el incorrecto tratamiento que le fue allí indicado ha producido daños en su cuerpo. Ahora algunos peritos médicos intentan obstaculizar su reclamo jurídico, se queja el hombre en declaraciones a los medios. «Tal vez muchas personas que no tienen cáncer estén recibiendo, como yo, quimioterapia», conjetura.
El paciente turco sostiene que durante los meses de terapia no quería ni mirarse en el espejo por causa de la pérdida del cabello y otros efectos que el tratamiento dejaba en su aspecto físico.