El esloveno Aleksander Ceferin, único candidato al cargo, ha sido reelegido como presidente de la UEFA por un nuevo mandato de cuatro años, hasta 2027, durante el congreso del organismo continental en Lisboa. «Significa mucho para mí, es un gran honor y una gran responsabilidad», aseguró Ceferin nada más ser reelegido para llevar las riendas de la UEFA, cargo que ocupa desde el 14 de septiembre de 2016.
Sin pasado deportivo ni afán por el protagonismo, Ceferin afronta su tercer mandato con la defensa del fútbol europeo, la unidad, la solidaridad y el mérito deportivo como bandera, después de un mandato condicionado por la pandemia, la Superliga y la guerra de Ucrania y con cambios en las competiciones desde 2024, como la Liga de Campeones, que aumentará sus equipos a 36, o la Liga de Naciones, que tendrá una nueva ronda eliminatoria.
Un dirigente poco convencional
A sus 55 años, este esloveno de cara demacrada no se parece a ningún otro dirigente deportivo: ni a su predecesor en la UEFA, Michel Platini, estrella del fútbol con tres Balones de Oro, ni a Gianni Infantino, su homólogo en la FIFA, quien raramente se ahorra algún comentario chocante, ni a Thomas Bach, excampeón olímpico de esgrima que se ha convertido en la cara omnipresente del COI.
«Yo no soy ningún showman», dijo como tarjeta de presentación este abogado desconocido cuando fue elegido en septiembre de 2016 para dirigir la potente confederación europea de fútbol, frente al neerlandés Michael Van Praag, una vez que Platini tuvo que dejar el cargo por un caso de un pago sospechoso procedente de la FIFA. Posteriormente fue reelegido en 2019. Antes, en febrero de 2011, había sido elegido presidente de la Asociación de Fútbol de Eslovenia, en el que consiguió la reelección en febrero de 2015, como candidato único.
El reto de la Superliga
Su principal reto llegó en la primavera de 2021 con el proyecto de doce grandes clubes europeos de crear su propia Superliga, que tuvieron que retirar en apenas 48 horas. «En unos pocos meses, la llamada Superliga se ha convertido en un personaje de Caperucita Roja, un lobo disfrazado de abuela, listo para devorarte», dijo Ceferin hoy a los delegados del congreso. Y lamentó «la búsqueda de ganancias sobre la búsqueda de trofeos».
«Debemos derribar el mito de que la privatización del fútbol es un proceso imparable. Es un peligro presente, como hemos visto, pero juntos podemos e inevitablemente cambiaremos el rumbo de la historia», dijo. «El fútbol es y siempre será el deporte del pueblo: pertenece a todos los que han amado, aman y amarán el juego. De generación en generación», aseguró.