Estados Unidos reducirá a 30,000 el número de admisiones de refugiados para el año fiscal 2019, la cifra más baja desde 1980, alegando que su sistema migratorio está «abrumado» por este tipo de peticiones, así anunció este lunes 17 de septiembre el secretario de Estado, Mike Pompeo.
«La mejora de la política de refugio de esta administración sirve al interés nacional de Estados Unidos y expande su capacidad de ayudar a quienes lo necesitan en todo el mundo», señaló.
Se trata de una cifra considerablemente inferior a la impuesta para el año fiscal 2018, que establecía la admisión de 45,000 refugiados en el país.
El secretario de Estado insistió en una rueda de prensa sin preguntas que el nuevo tope de 30,000 «debe considerarse en el contexto de las muchas otras formas de protección y asistencia ofrecidas por Estados Unidos», y que no debe ser el «único barómetro» para medir los esfuerzos humanitarios del país.
«Algunos caracterizarán el techo de refugiados como el único barómetro del compromiso de Estados Unidos con las personas vulnerables de todo el mundo», advirtió Pompeo, quien consideró que «eso sería incorrecto».
En suma, unos números muchísimo más bajos que durante la administración del expresidente Barack Obama (2009-2017), quien abrió la puerta a unos 85,000 refugiados en el año fiscal 2016, y unos 110,000, en 2017.
Pompeo concluyó diciendo que los nuevos cupos de refugiados y solicitantes de asilo en el país continúan con el «largo historial de Estados Unidos como la nación más generosa del mundo en lo que respecta a la inmigración basada en la protección».