Al menos seis personas han muerto y otras 11 han resultado heridas este lunes en un atentado suicida cerca de la Embajada rusa en Kabul. El atacante, cargado con explosivos, fue descubierto y abatido por las fuerzas de seguridad de los talibanes en las inmediaciones del recinto, situado en el suroeste de la capital, en la avenida Darul Aman. Se trata del primer ataque contra una misión extranjera desde que los talibanes tomaron el poder en agosto del año pasado.
El jefe policial de la zona, Malavi Saber, ha explicado que: “El suicida intentó atacar al jefe de seguridad de la Embajada rusa, cerca del área para visitantes, pero la carga que llevaba detonó en la calle después de que fuera descubierto por las autoridades y antes de que llegara a su objetivo”. El portavoz de la policía de Kabul, Khalid Zadran ha confirmado que los disparos de las fuerzas de seguridad produjeron la explosión cuando intentaban detener al suicida. Zadran también ha lamentado “la muerte de cuatro de nuestros compatriotas y la de dos empleados de la embajada rusa” así como que varios afganos hayan resultado heridos en la explosión, que ha tenido lugar en las inmediaciones de la entrada de la sección consular de la delegación.
“Ahora lo más importante es obtener información de los hechos y saber qué sucedió con nuestros representantes, nuestros diplomáticos”, ha dicho en una rueda de prensa el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov. El Gobierno ruso ha confirmado la muerte de sendos trabajadores de la embajada: “Según datos preliminares, en el ataque murieron el segundo secretario [de la delegación] y el guardia de la embajada”, ha indicado el presidente de la Comisión de Instrucción rusa, institución adscrita al Kremlin. Además, también pidió que se investigue lo sucedido en coordinación las fuerzas del orden de Afganistán: “Hay que identificar a todos los involucrados en el crimen”.
Los talibanes han asegurado que sus agencias de seguridad están realizando una investigación “exhaustiva” sobre el incidente, además de anunciar “medidas más serias” para aumentar la seguridad en la zona. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Afganistán ha condenado “enérgicamente” el ataque y también ha transmitido sus condolencias al Gobierno ruso, al pueblo y a las familias de las víctimas, según una declaración difundida en Twitter por el portavoz de la diplomacia talibán, Abdul Qahar Balkhi.
Aunque Moscú no ha reconocido el régimen de los fundamentalistas, ha sido uno de los escasos países que ha defendido un acercamiento con los talibanes; Rusia, a diferencia de otras naciones, mantiene en activo su servicio diplomático en Afganistán. “Tenemos estrechas relaciones con la Federación rusa y no permitiremos que tales acciones negativas de los enemigos tengan un impacto negativo en nuestras relaciones”, ha dicho el portavoz de exteriores afgano.
La seguridad del país se ha convertido en un desafío para los talibanes, que desde su llegada al poder han visto cómo Afganistán padecía algunos de los ataques más sangrientos de los últimos años. El pasado agosto al menos 21 personas murieron y una treintena resultó herida también en un atentado suicida en una mezquita de la capital afgana. De momento, ningún grupo armado ha reivindicado la autoría del ataque, aunque los yihadistas de Estados Islámico (EI) han sido los responsables de otros atentados en el país. Desde la llegada al poder de los talibanes, EI se ha convertido en la principal amenaza a la seguridad.