Las inundaciones en el municipio montañoso de Petrópolis, en el sur de Brasil, dejaron ya al menos 195 muertos y 69 desaparecidos, superando las cifras de la mayor catástrofe que sufrió la ciudad brasileña de Serra Fluminense en 1988.
Este nuevo balance fue dado a conocer una semana después del deslizamiento de tierra provocado por la acumulación de aguas torrenciales en Petrópolis, en el estado de Río de Janeiro, que arrasó con amplias zonas de la localidad.
El Cuerpo Militar de Bomberos de Río de Janeiro y la Policía Civil difundieron este martes una nueva lista con la identificación de parte de los fallecidos, 24 más que en el recuento del domingo. El registro de personas desaparecidas, bajó de 165 a 69 en la última actualización, según publicó el diario ‘O Globo’.
Se reforzaron las tareas de búsqueda con nuevas dotaciones de bomberos provenientes de otros estados brasileños, que cuentan además con 36 perros rastreadores para encontrar a las víctimas desaparecidas, según informó la Agencia Brasil.
La mayor tragedia por inundaciones registrada en la zona ocurrió el 5 de febrero de 1988 en el municipio brasileño de Serra Fluminense y dejó 171 fallecidos.
Las autoridades ya catalogaron las lluvias como “las peores registradas en un siglo”, y se mostraron preocupadas por la posibilidad de que tengan lugar nuevos deslizamientos de tierra, pues el pronóstico meteorológico predice más lluvias este fin de semana, según explicó Agencia Brasil.
Asimismo, existe preocupación por la transmisión de enfermedades, por lo que el Departamento de Salud de Brasil recomendó a los ciudadanos que tuvieron contacto con el agua de la inundación o que tenían lesiones en la piel, que estén al tanto de posibles síntomas.
La tragedia de Petrópolis, la localidad turística cerca de Rio de Janeiro puso de nuevo en evidencia los riesgos de la urbanización salvaje, con viviendas precarias en los cerros.
La zona más afectada fue el barrio Alto da Serra, ubicado en lo alto de un cerro, no lejos del centro histórico de la ciudad que fue residencia de verano del emperador Pedro II de Brasil en el siglo XIX.
Es un barrio densamente poblado, con casas modestas pegadas unas a otras, a lo largo de calles muy estrechas y empinadas.
Todas esas casas fueron alzadas en la ladera, la mayoría sin permisos de construcción. A unas 80 se las tragó la tierra el martes de la semana pasada.