El dolmen de Guadalperal, un conjunto megalítico de entre 5.000 y 7.000 años de antigüedad situado en el embalse de Valdecañas, en la provincia española de Cáceres, conocido como el ‘Stonehenge español’, recientemente ha vuelto a emerger del agua y los arqueólogos aprovechan esa circunstancia para emprender tareas de investigación y conservación.
En palabras de la directora general de Bellas Artes del Ministerio de Cultura, María Dolores Jiménez, «se trata de una pieza de gran importancia que hay que analizar minuciosamente para que en un futuro próximo se puedan esclarecer las incógnitas que rodean a este dolmen».
A su vez, el arqueólogo y profesor de Prehistoria de la Universidad Complutense de Madrid, Enrique Cerrillo, precisó que el trabajo de los expertos implica «entender desde el punto de vista arqueológico cómo funcionaba ese paisaje, como la gente vivió en esta zona hace 6.000 años».
Inundado por orden de Franco
El dolmen de Guadalperal, formado por 140 piedras, fue descubierto por el sacerdote y arqueólogo alemán Hugo Obermaier en 1925, pero en 1963 quedó sumergido a causa de la construcción del embalse de Valdecañas por orden del dictador Francisco Franco.
El monumento se compone de una cámara ovalada de cinco metros de diámetro y un pasillo de acceso de 21 metros, al final del cual se encuentra un menhir esculpido con una serpiente y varias cazoletas. Se cree que en varias épocas la estructura se utilizó con diversos fines, desde como templo solar hasta como lugar de enterramiento colectivo.
En 2019, una severa y prolongada sequía a la par con varios desembalses hacia la vecina Portugal hicieron que el nivel del agua del pantano descendiera hasta dejar el dolmen al descubierto y exponiendo a la vista los daños en el monumento.