El Super Bowl LV se presentó como un duelo generacional de mariscales de campo entre el joven y talentoso Patrick Mahomes, que lidera a los Kansas City Chiefs, y el experimentado Tom Brady, cabeza de los Tampa Bays Buccaneers. Un choque inédito entre ganadores de premios al jugador más valioso (MVP) tanto en el Super Bowl como en la NFL.
En la previa, los Chiefs, campeones defensores, se presentaban como favoritos ante los Buccaneers, que tenían el condimento de ser locales, algo sin precedentes en la historia de la final de la National Football League (NFL).
Pero los papeles se quemaron rápidamente. En el estadio Raymond James de Tampa y ante sólo 22.000 espectadores habilitados, Brady dio una clase magistral, exhibió todo su repertorio y lideró a los Buccaneers a su segundo título del fútbol americano, 18 años después del obtenido en 2002.
A sus 43 años, Brady logra un séptimo trofeo récord, el primero con Tampa Bay, franquicia a la que llegó en la presente temporada y la llevó a lo más alto, incluso sin haber ganado su conferencia y habiendo iniciado los playoffs en la ronda de comodines.
Brady magistral y una defensa impenetrable les dan la victoria a los Buccaneers.
La precisión de los lanzamientos de Tom Brady, la contundencia de la ofensiva local y la dureza de su defensa contrastaron con una versión terrenal de Patrick Mahomes, la falta de respuestas de la hasta ahora mejor ofensiva de la liga y los repetidos errores de los Chiefs, que cometieron demasiadas infracciones, sobre todo en la primera mitad, y terminaron el partido sin touchdowns.
Y eso que Kansas City abrió el marcador, con un gol de campo de 49 yardas de Harrison Butker. Fue el único momento en el que la visita estuvo arriba en el partido.
Pero los Buccaneers se apoyaron en una histórica sociedad para pasar al frente. Tom Brady y Rob Gronkowski, la antigua dupla de New England Patriots que se reconectó en Tampa Bay, combinaron dos veces para alcanzar la zona de anotación rival. Primero, antes del cierre del primer cuarto, cuando, luego de un avance progresivo, Brady habilitó con un pase lateral a Gronkowski, que completó la conversión.
Con esa anotación, Brady y Gronkowski alcanzaron su decimotercer touchdown de postemporada, superando a la pareja de Joe Montana y Jerry Rice como los máximos anotadores de postemporada en la historia de la NFL.
Para ampliar ese récord, la dupla volvió a conectarse cuando promediaba el segundo cuarto, valiéndose de una ofensiva reactivada tras una serie de castigos contra los Chiefs.
En el cierre de la primera mitad, Kansas City descontó con un nuevo gol de campo de Butker, pero inmediatamente después, Brady lanzó un pase de una yarda que Antonio Brown completó con un nuevo touchdown. Ryan Succop, luego de cada anotación, fue preciso para sumar puntos extra y el marcador al descanso quedó 21-6.
En la búsqueda de recortar la diferencia tras el mediotiempo, los Chiefs descontaron con otro gol de campo, desde el pie de Harrison Butker. De nuevo, la respuesta de los Buccaneers fue contundente: Leonard Fournette corrió sin tocar 27 yardas y Succop completó el punto extra para el 28-9. Desde su pie también llegó un nuevo gol de campo para el 31-9 que, a la postre, sería definitivo.
El resto del encuentro tuvo la misma tónica: los Chiefs intentaron desesperadamente descontar, pero chocaron una y otra vez contra la férrea resistencia de los Buccaneers. Encima, cuando Mahomes logró escapar de sus incansables marcadores, sus compañeros fallaron en la recepción.
Unos 22.000 espectadores vivieron el primer Super Bowl en pandemia
El estadio Raymond James de Tampa fue el escenario del Super Bowl más particular de la historia. Alejado de las multitudes habituales, el evento deportivo más importante de Estados Unidos contó con unos 22.000 espectadores, que debieron cumplir estrictos protocolos sanitarios por la pandemia de Covid-19, incluyendo el distanciamiento social y el uso obligatorio de mascarillas.
De la totalidad del público, 7.500 fueron trabajadores de la salud que recibieron la vacuna contra el coronavirus y fueron invitados de manera gratuita en agradecimiento a su trabajo durante la emergencia sanitaria. El resto, alrededor de 14.500 personas, estuvo integrado por aquellos que compraron sus boletos y salieron favorecidos en un sorteo.
Aún en este contexto –que también influyó en una reducción de los ingresos de las casas de apuestas y en una venta más dificultosa de los millonarios espacios publicitarios en televisión-, los organizadores mantuvieron la parafernalia tradicional.
En la previa, la poeta Amanda Gorman dedicó un recitado a maestros, veteranos militares y trabajadores de la salud; luego, la guitarrista H.E.R. interpretó «America the Beautiful»; y la intérprete de R&B Jazmine Sullivan y el cantante de country Eric Church entonaron el himno nacional.