El milagro escapa del entendimiento. Se concibe como una situación extraordinaria, maravillosa, que rara vez ocurre. Pero una de esas rarezas brotó del césped del Estadio Olímpico Atatürk, en Estambul, Turquía, cuando hace 15 años el Liverpool erradicó la negación de lo imposible, para vencer al Milan en una de las finales más palpitantes de la historia.
Era el 25 de mayo de 2005. El colofón de la Champions League confrontó a los Reds de Rafa Benítez y a los rossoneri de Carlo Ancelotti. Estos últimos partían como favoritos al tener una nómina compuesta por Paolo Maldini, Andrea Pirlo, Gennaro Gattuso, Kaká, Andriy Shevchenko y Hernán Crespo.
La apertura del enfrentamiento fue netamente italiana. El capitán Maldini hizo el gol más rápido en una final de Liga de Campeones, al marcar al minuto de juego, ocasionado que el conjunto del Calcio insistiera por el control.
En cinco minutos cayó el doblete de Hernán Crespo (39’ y 44’), y para antes de concluir la primera mitad, el libreto parecía escrito. En Italia celebraban; en Inglaterra se veían las caras largas y oían los lamentos.
Para las horas previas al partido, la mente de Steven Gerrard, el capitán rojo, había dibujado una y otra vez las eventualidades del juego. Ni en su escenario más pesimista se vio regresando con tres goles en contra para el descanso.
Al vestidor del Olímpico Atatürk (sede de la final de la Champions 2020) entraba en equipo caído, rendido, pero regresaba uno de héroes.
En seis minutos de irrealidad, el Liverpool se levantó: primero Gerrard avivó la llama roja con un cabezazo (54’), luego Vladimír Smicer elevó la euforia con un disparo de media distancia (56’), y fallando una pena máxima, pero anotando en el contrarremate, Xavi Alonso escribió la historia de fantasía (60’) del 3-3 en Turquía.
La comunidad futbolística entró en delirio ante la reacción inglesa, los italianos pasaron de la felicidad al abatimiento, y el partido se fue hasta la última instancia: la de los penaltis.
Desde los 11 pasos, renovados por el golpe anímico, marcaron por los Reds Dietmar Hamann, Djibril Cissé y Smicer.
Del lado del Milan, fallaron Serginho, Pirlo y “el pecador” Shevchenko, a quien se le recriminó tocar la copa antes del encuentro.
El atacante ucraniano disparó, y el portero Jerzy Dudek atajó. Los ingleses escribieron su quinta Orejona, cortaron 21 años de sequía en la Liga de Campeones de Europa, y protagonizaron en Turquía la hazaña conocida como “El Milagro de Estambul”.
Con información de Heraldo de México