“¿Creen que soy bueno? Ustedes por que no vieron a Fabio Paim”. La frase que había dicho Cristiano Ronaldo cuando arribó al Manchester United era una invitación de la estrella portuguesa hacia su colega, 3 años menor que él, con quien compartió los vestuarios de las divisiones menores del Sporting de Lisboa.
Fabio Paim era una de las promesas del fútbol lusitano. Cuando cumplió los 6 años se instaló en el club capitalino para perfeccionar su talento. Él, Cristiano Ronaldo, Nani, Simao y Quaresma formaban parte de una generación que ilusionaba con superar los éxitos que en su época había logrado la selección de Eusebio. Incluso el propio Luiz Felipe Scolari fijó su mirada en Paim, cuando éste tenía 16 y fue preseleccionado para el combinado nacional que iba a jugar la Eurocopa del 2004.
Sin embargo, el joven talentoso que sorprendía a propios y extraños nunca logró explotar su talento por su escaso profesionalismo. Criado en un barrio marginal, peligroso y conflictivo, el virtuoso atacante se rodeó de malas influencias que complicaron su futuro.
La firma de su primer contrato (20.000 euros mensuales más los premios) encandiló al adolescente y a su círculo más íntimo. La presión mediática, el exceso de fiestas, su fatiga para entrenar y la fama constante conformaron un combo explosivo que arruinó la carrera del jugador.
La adquisición de 10 autos de lujo en menos de cuatro años (en su mayoría de marca Ferrari o Lamborghini) representó un ejemplo de la ausencia de equilibrio que había en su vida. Jamás se centró en el trabajo deportivo, y con el paso del tiempo, su carrera se fue desmoronando.
De integrar todos los seleccionados juveniles de Portugal, pasó a participar en equipos del ascenso de su país; hasta que Scolari y Jorge Mendes (representante de futbolistas) le dieron una nueva oportunidad en el Chelsea de Inglaterra.
En la entidad de la Premier League siempre jugó para la reserva. La falta de motivación, la barrera del idioma y sus inconvenientes para adaptarse fueron algunos argumentos para volver a Portugal sin pena ni gloria. Fueron seis meses de inestabilidad emocional en el Reino Unido. Sin embargo, nunca cambió su estilo de vida y cuando regresó a su tierra los directivos del Sporting de Lisboa lo cedieron a préstamo a equipos de la tercera categoría.
De regreso a Estoril, Fabio Paim continuó reuniéndose con amistades peligrosas que lo empujaron hacia el negocio de la cocaína. Su afinidad por la vida nocturna en los barrios periféricos de Caxias generó que pronto comience a vincularse con las drogas y la prostitución.
Su triste desenlace se fijó en agosto de 2019, cuando la policía portuguesa lo detuvo por narcotráfico en un operativo que incluyó un allanamiento en su casa. En el registro se encontró una suma considerable de dinero junto a varios kilos de cocaína que el ex futbolista comercializaba por su barrio.
Si bien todavía no tiene un sentencia firme, Paim se encuentra privado de libertad hasta que se lleve adelante el juicio. Sus antecedentes no lo favorecen, dado que en el pasado fue denunciado en dos oportunidades de haber violado a dos mujeres (esas causas quedaron sin efecto) y también había sido catalogado de mensajero en el tráfico de drogas, aunque nunca fue demostrado. La estrella estrellada sueña con una pronta liberación para volver a intentar con el fútbol, aunque en ese caso sea bajo la dirección técnica. En su ilusión se alimenta la esperanza de volver al Sporting de Lisboa para dirigir en las juveniles.