Un astronauta estadounidense a bordo de la Estación Espacial Internacional (EEI) tuvo que ser tratado, por primera vez, de una trombosis venosa profunda, según el relato del caso que ha hecho uno de los médicos que le atendió desde la Tierra.
El doctor Stephan Moll de la escuela de medicina de la Universidad de Carolina del Norte (UNC) fue el único médico no perteneciente a la Nasa que intervino en el caso, del que no se han dado detalles sobre el afectado, ni cuándo se produjo para respetar su privacidad.
El caso, que fue publicado en el New England Journal of Medicine, se produjo cuando el astronauta llevaba dos meses en la EEI para cumplir una misión de medio año.
Esta es la primera vez que se detecta una trombosis venosa profunda (TVP) en un astronauta, que la tenía en la vena yugular del cuello, por lo que no había un método establecido para el tratamiento en un ambiente de gravedad cero, según un comunicado del UNC.
El protocolo para tratar una TVP prevé, normalmente, iniciar un tratamiento con anticoagulantes, “durante al menos tres meses, para evitar que el coágulo crezca y para reducir el daño que podría causar si se moviera a otra parte del cuerpo, por ejemplo los pulmones”, relató Moll en la nota.
Sin embargo, cuando se toman anticoagulantes existe “cierto riesgo” de que si se produce una lesión haya hemorragias internas que son difíciles de detener, por eso, “sabiendo que no hay salas de urgencia en el espacio, tuvimos que sopesar cuidadosamente nuestras opciones”, agregó.
Finalmente, se optó por la administración de un anticoagulante, aunque como la reserva en la EEI era escasa hubo que hacer llegar un suministro en una nave espacial de carga.
El tratamiento duró 90 días, durante los que el paciente se realizó sus propias ecografías de cuello con la orientación de un equipo de radiología en la Tierra.
El doctor señaló que pudo comunicarse con el astronauta, tanto por correo electrónico como por teléfono y comentó cómo, en una ocasión, le llamó a su domicilio. “Mi esposa contestó y me pasó el teléfono diciendo: ‘Stephan te llaman del espacio’”.
Moll indicó que “fue increíble” recibir esa llamada. “Solo quería hablar conmigo, como si fuera otro de mis pacientes. Y sorprendentemente la conexión era mejor que cuando llamo a mi familia en Alemania, a pesar de que la EEI gira alrededor de la Tierra a 27.000 kilómetros por hora”.
Finalmente el astronauta regresó a la Tierra y Moll y los médicos de la Nasa decidieron que tenía que suspender el tratamiento cuatro día antes debido a la gran exigencia física del viaje, tras lo que ya no requirió más medicamentos.
La trombosis venosa profunda del astronauta era asintomática y fue descubierta por casualidad mientras se hacía unos ultrasonidos para uno de los experimentos que estaba realizando sobre cómo se redistribuyen los fluidos corporales en gravedad cero.
El médico considera que ahora hay muchas preguntas a las que dar respuesta, entre ellas, si esto es algo común en el espacio, como minimizar los riesgos o si debería haber más medicamentos en la EEI, “especialmente con el plan de embarcar a astronautas en misiones más largas a la Luna o a Marte“.