El partido conservador obtuvo una mayoría absoluta en las elecciones, lo que le permitiría al primer ministro Boris Johnson cumplir con su promesa de llevar a cabo el Brexit y remover al Reino Unido de la Unión Europea en enero de 2020.
Su Partido Conservador obtenía 364 diputados en una cámara con 650 escaños, según resultados oficiales parciales citados por los medios británicos.
“Este gobierno conservador ha recibido un nuevo mandato fuerte para hacer efectivo el Brexit y (…) para unir al país y llevarlo adelante”, afirmó un Johnson eufórico tras el anuncio de que conservaba su propia plaza de diputado, sin la cual no podría ser reelegido primer ministro.
“Pondré fin a todas esas tonterías y llevaremos a cabo (el Brexit) a tiempo el 31 de enero, sin ‘si’, sin ‘pero’, sin ‘tal vez’”, dijo poco después ante sus seguidores reunidos en Londres para festejar la victoria, antes de ir a ver a la reina Isabel en el Palacio de Buckingham quien le encomendará formar gobierno.
Sumando una tras otra circunscripciones tradicionalmente obreras, tras un goteo de resultados que duró toda la noche, logró la mayor victoria conservadora desde 1987.
Por su parte, la principal fuerza de oposición, el Partido Laborista de Jeremy Corbyn, sufría una contundente derrota con 203 diputados.
“Esta es obviamente una noche muy decepcionante”, afirmó Corbyn, anunciando que no liderará el partido en unas próximas elecciones y lanzará “una reflexión” interna.
Los independentistas escoceses del SNP llegaban en tercera posición con 48 escaños. Y por detrás con 11 diputados los centristas del Partido Liberaldemócrata, cuya líder Jo Swinson, que hizo campaña prometiendo revocar el Brexit, tendrá que dar un paso al lado tras perder su escaño.
Es un resultado decepcionante para el partido, que esperaba atraer votantes que se opusieran al Brexit con su propuesta de revocarlo sin un segundo referéndum. La líder del partido, Jo Swinson, perdió en su propia circunscripción.
La libra esterlina se apreció en un 2% respecto al dólar ante los prospectos de una mayoría conservadora que concrete el divorcio de la Unión Europea.
La elección es una clara victoria para Boris Johnson. La intención de voto del partido conservador comenzó a aumentar de manera exponencial desde que reemplazó a Theresa May como en julio de este año. Y pese a que en las últimas semanas el partido laborista recuperó cierto terreno, el boca de urna ilustró un nivel de apoyo que superó las expectativas.
Decidida por referéndum con 52% de los votos en 2016, la salida británica de la Unión Europea debía haber tenido lugar en marzo de 2019.
Pero el rechazo de un parlamento fragmentado al acuerdo de divorcio negociado con Bruselas obligó a aplazarla tres veces.
Desde hace más de tres años, el tema paraliza la política británica y ha polarizado a la sociedad.
Ahora, Johnson podrá presentar la próxima semana su acuerdo de Brexit al nuevo Parlamento, aunque previsiblemente no será aprobado hasta enero.
Para entrar en vigor, el texto debe también ser ratificado por el Parlamento Europeo, en nombre de los otros 27 países miembros. Sus líderes, reunidos el jueves en una cumbre en Bruselas, parecían respirar tranquilos por la certidumbre que dará este resultado.
¿Un nuevo referéndum para Escocia?
Otro aspecto relevante de la elección es la importante victoria del Partido Nacional Escocés (SNP). Analistas indicaron que el resultado energizará sus reiterados pedidos de un nuevo referéndum para independizarse del Reino Unido.
Los escoceces votaron en 2014 sobre la misma pregunta, y el 55% eligió permanecer en la unión. Sin embargo, el cambio radical de escenario político y económico que representa el Brexit, y el hecho de que la mayor parte de los escoceces votaran en contra de divorciarse de la UE, llevó a que numerosas voces del partido -entre ellas la de su líder, Nicola Sturgeon- pidan un nuevo referéndum en 2020. No obstante, Johnson no ha ocultado su reticencia a permitir que ello ocurra.
El efecto del Brexit en las elecciones
El Brexit dominó los comicios al punto de que el consenso en el espectro político es que fueron un referéndum sobre la decisión de divorciarse de la UE en junio de 2016. Y para comprender cómo hizo Johnson para subir tanto el apoyo hacia su partido hay que mirar al Brexit.
Mientras Johnson se presentó durante toda la campaña como el único capaz de llevar a cabo la salida del Reino de la UE, Corbyn, prefirió no hablar del Brexit. Nunca asumió una posición definida. En parte porque no la tiene y en parte porque cree que los votantes laboristas están divididos, aunque los sondeos muestran que la amplia mayoría es europeísta.
Esto llevó a la peor de las cuatro derrotas consecutivas de los laboristas. Es “extremadamente decepcionante”, reconoció su número dos, John McDonnell, atribuyéndolo a “la fatiga del Brexit”. “La gente quiere terminar con esto”.
Corbyn había prometido que si llegaba al poder negociaría un nuevo acuerdo con Bruselas que mantuviese estrechas relaciones entre ambas partes y lo sometería a otro referéndum junto con la posibilidad de permanecer dentro del bloque.
Una estrategia que parece haber decepcionado a muchas circunscripciones del norte de Inglaterra, bastiones laboristas pero que en 2016 votaron por poner fin a más de 45 años de pertenencia a la UE.
El Reino Unido quedaría el 31 de enero afuera de la UE. Pero entonces comenzaría un nuevo proceso de negociación, que podría extenderse por al menos 12 meses, para definir cuál será el vínculo definitivo con Europa. No será fácil negociar un tratado comercial y político que permita darle mayor libertad al Reino Unido sin desguazar completamente la integración.