Es el lavadero al aire libre más grande de la India. Allí millones de prendas se han lavado a mano desde que lo construyeron los británicos a finales del siglo XIX. Pero sus días estarían contados. Su lucha contra el paso del tiempo finalmente se agota con la llegada de los… lavarropas.
Hoteles, fábricas, hospitales y hasta clientes individuales llevan a diario decenas de miles de piezas de ropa al icónico Dhobi Ghat de la ciudad de Bombay, un laberinto de cubículos de piedra y cuerdas llenas de sábanas y camisas clasificadas por colores.
Un hombre mete un paño lleno de jabón y productos químicos en el agua de uno de los lavaderos para luego frotar efusivamente en ella prenda por prenda, que serán, posteriormente, distribuidas a los clientes en carros de madera o en motocicleta en los casos más urgentes.
La ropa que llega de los hospitales, a menudo con manchas de sangre, se pone a hervir en grandes contenedores.
Las entre 5.000 y 6.000 personas que trabajan en Dhobi Ghat pagan al gobierno algo menos de 4,5 dólares mensuales por el alquiler de cada cubículo y ganan cerca de la misma cantidad a diario cobrando unos 0,30 dólares por cada pieza lavada, secada y planchada.
Por aquí pasa tanta ropa al día que es necesario marcar cada prenda con pequeñas etiquetas o marcas de tiza, explica Sachin, uno de los residentes de Dhobi Ghat, que además solía trabajar como guía para los turistas que se acercan de vez en cuando a admirar uno de los lavaderos al aire libre más grandes del mundo.
Sin embargo, esta escena pronto dejará de existir, ya que son muchos los trabajadores, conocidos como «dhobis», que han comenzado a comprarse lavarropas y secadoras para facilitar un trabajo de otra forma excesivamente duro.
Hay alguna que otra secadora industrial, pero la mayoría son simples aparatos que dan vueltas a la ropa y la exprimen para quitar el exceso de agua, sin evitar que tengan que colgarse al aire para terminar de secarse del todo.
Son mas frecuentes las lavadoras en este laberinto.
«Era difícil lavar a mano, por eso compramos el lavarropas», dice el «dhobi» Dinanath Kanaujia, quien aseguró que el uso de estos aparatos también ayuda a preservar la ropa.
No obstante, añadió, el dinero que ganan es el mismo que antes.
A sólo unos pasos, Manish Kumar, procedente del estado norteño de Uttar Pradesh, como la mayoría de los trabajadores del lavadero, observa su moderna lavadora industrial.
Relata orgulloso que hace tres años que la compraron. Es automática y funciona con un sistema de botones. Es tan simple como poner detergente en polvo, jabón y productos químicos, y presionar el botón de encendido, explicó.
Ahora, la Corporación Municipal de Bombay prepara un plan para instalar lavadorropas y zonas de secado mecanizadas a gran escala, un proyecto que ha sido presentado por diversos políticos.
«Por ahora sólo hemos hecho algunos bocetos y estamos con la planificación», indica el subcomisionado para Bombay G/Sur, a cargo de la zona, Devendrakumar Jain.
Lo que sí está ya en marcha es la eliminación de las chabolas y viviendas «ilegales» que abarrotan el lavadero.
Jain reconoce que el proyecto, que ya ha comenzado a implementarse, no contempla ningún plan para reubicar a los «dhobis» que se han quedado sin casa.
Por ello, la idea no contenta a los trabajadores de este gran centro de lavado, que llevan tres generaciones viviendo en estas pequeñas casas.
«Si no nos dan (una alternativa), tendremos que irnos a otro sitio», concluyó el «dhobi» Santosh Kanaujia.
Fuente: EFE