Alana Cutland murió el 25 de julio tras saltar desde una avioneta en marcha en Madagascar. A unos días de su deceso las autoridades aún no encuentran su cuerpo, pero sus profesores en aquel país dieron algunos detalles sobre el comportamiento que mostró durante sus últimos días, entre los que destacan los episodios de paranoia e insomnio.
El personal del proyecto de conservación donde trabajó, mencionó que la salud mental de la estudiante de Biología de la Universidad de Cambridge se deterioró conforme avanzó su estancia en reserva natural de Anjajavy de la isla, donde la notaron distraída, mirando al espacio, sin ganas de comer, con insomnio y hasta episodios de paranoia, tanto que temía que la detuvieran por no completar su pasantía.
Cédric Martin, gerente general del lujoso hotel Anjajavy Le Lodge, informó que Alana llegó a Madagascar muy entusiasmada por realizar investigaciones sobre los hábitos de reproducción y alimentación de los cangrejos, pero conforme avanzó su corta estancia en el lugar su ánimo se deterioró.
«Parecía entusiasmada de estar aquí para realizar su investigación. La recibimos a su llegada y hablamos durante una hora para presentarle el albergue, el área protegida y su pasantía», recordó Martin lo que ocurrió el 16 de julio, cuando Alana llegó a la reserva natura
El gerente mencionó que diario se reunía con la joven para realizar la planeación de su investigación, hasta que el 20 de julio su comportamiento cambió y le expresó su preocupación por no acabar su proyecto sobre los cangrejos e incluso sugirió cambiar de tema.
«Inmediatamente le aseguramos que estaba en una pasantía y que lo importante era que aprendiera en el terreno. A raíz de estas preocupaciones, le pedimos a la Dra. Elodi que la acompañara en toda su investigación para que pudiera volverse autónoma», mencionó Cédric Martin.
Después de dicha charla, el estado emocional de Alana volvió a mejorar, pero no duró mucho.
«Ella comenzó a mostrar algunos signos de paranoia al decirme que tenía miedo de terminar en prisión en Madagascar si no terminaba su investigación», dijo el investigador para el Daily Mail.
«Le aseguré nuevamente que si tenía problemas para hacer su investigación, estaba bien.Parecía estresada y me contó sobre sus dificultades para dormir, así que le ofrecí un descanso al día siguiente y tratar de disfrutar del ambiente y relajarme», recordó Martin y le pidió también hacerse un chequeo médico completo.
«Al conocer algunos efectos adversos de los medicamentos antipalúdicos, le aconsejamos que detuviera su tratamiento y el médico le dio pastillas para dormir para que pudiera dormir», mencionó el especialista.
El comportamiento de Alana no mejoró, fue así que el gerente general del lujoso hotel Anjajavy Le Lodge, Cédric Martin, platicó con los padres de la joven de 19 años y juntos determinaron que era mejor que regresara a su casa al lado de su familia.
«Ella (la madre de Alana) me dijo que tenían problemas para reconocer a su hija y que sería mejor que volviera porque estaban preocupados por su condición Así que comenzamos a organizar su regreso en avión con Ruth Johnson, una de las maestras con las que habló mucho y que se ofreció como voluntaria para llevarla a su casa en Inglaterra», señaló Martin.
Durante las horas previas a que la joven abordara el avión, su profesora Ruth Johnson «la encontró sentada en una silla mirando al espacio», además «sus ojos estaban vacíos y no parecía haber dormido» y no había ingerido alimentos.
El pasado 25 de julio Alana Cutland, de 19 años, abrió la puerta de la aeronave y saltó desde una altura de casi 5.000 pies (1.524 metros), cerca de 10 minutos después de despegar. Su profesora, Ruth Johnson, y el piloto, la sujetaron por las piernas durante más de cinco minutos, hasta que les fallaron las fuerzas y no pudieron retenerla por más tiempo, revelaron las autoridades.
«La aeronave Cessna C168 despegó de Anjajavi con tres personas a bordo, incluida la señora Johnson, Alana y el piloto. Después de 10 minutos de vuelo, Alana se desabrochó el cinturón y abrió la puerta derecha del avión para intentar salir», explicó el jefe de policía Sinola Nomenjahary
«La señora Johnson luchó durante cinco minutos para tratar de sostenerla, pero cuando se sintió exhausta y le fallaron las fuerzas, la soltó. Alana cayó intencionadamente desde una altura de 1.130 metros sobre el nivel del mar», añadió el agente.
La estudiante de segundo año de Ciencias Biológicas había viajado a la isla de África Oriental para estudiar a un tipo extraño de cangrejos. Aunque en un principio había planeado quedarse durante seis semanas, acortó el viaje después de aparentemente discutir con sus padres, Alison y Neil Cutland, ambos de 63 años.
Cosas mas raras les pasan a personas jovenes que lo tienen – aparentemente – todo. Depresion, insomnio, incorformidades con la vida. Talvez si hubieran tenido vidas dificiles en el principio aprenderian a valorar lo que dan por sentado. Lastima.