Nunca se enfrenta un enemigo poderoso sin aliados. Es una de las enseñanzas de la historia. Y es la razón más importante de la situación política en la que se encuentra el Fmln.
Enfrentar un enemigo poderoso como la oligarquía salvadoreña basado únicamente en sus propias fuerzas y en solitario ha sido un error de cálculo y de visión política que les ha costado caro a los revolucionarios salvadoreños.
Cuando Stalin veía en Francia e Inglaterra la principal amenaza que desestabilizaba la Unión Sovietica firmó un acuerdo con Alemania para enfrentar a las potencias. Luego, cuando Hitler rompe el pacto e invade la Unión Sovietica, Stalin gira y firma una alianza con Inglaterra y Estados Unidos para contenerlo.
Aquella flexibilidad en la política de alianzas no solo salvó a la Unión Sovietica sino que permitió ganar la guerra y emerger después de ella como la segunda potencia mundial.
Cuando Japón invadió China a mediados del siglo pasado, Mao se encontraba enfrascado en una guerra con su archienemigo nacionalista Chiang Kai Chek. Mao no lo pensó dos veces, firmó la paz con su enemigo, se alió con ellos para derrotar a los japoneses y en una siguiente etapa venció a los nacionalistas. Hoy China es la segunda potencia mundial.
Cuando triunfó la revolución cubana, Fidel no era comunista. El enfrentamiento con el capital estadounidense expropiado en la isla lo hizo blanco del propósito norteamericano por derrocarlo. Fidel estableció una alianza con la Urss para enfrentar a Estados Unidos. Sin aquella alianza hubiera sido derrotado.
Fidel nunca fue un comunista. Fingía serlo para conservar su alianza estratégica. Nunca leyó un libro de Marx, ni de Lenin. En público y en privado siempre citaba a Martí y a Maceo, nunca la doctrina comunista.
En Nicaragua, el Frente Sandinista, luego de la derrota electoral de 1989, que les costaría una década relegados del poder, estableció una alianza con los liberales y un sector importante del capital nicaragüense, que les ha permitido controlar los 3 poderes del estado, la continuidad en el gobierno y una economía pujante.
Estados Unidos cada vez que ha librado sus guerras en el mundo lo ha hecho bajo el paraguas de alianzas con países grandes y pequeños. Mas que tropas y recursos, le brindan imagen de legitimidad a las invasiones.
Las alianzas son el ABC de la gobernabilidad y la gestión del poder. No se establecen alianzas en base a las simpatías personales sino por correlación y necesidad política.
Nayib Bukele es un liberal que representa a un sector del capital salvadoreño relegado por la oligarquía. Es absurdo esperar que sea un revolucionario socialista o que no tenga aspiraciones de poder tanto para él como para el grupo que representa.
Era un error tenerlo como militante afiliado al partido sujeto a la disciplina estatutaria. Pero el FMLN debe establecer una alianza estratégica con Bukele si no quiere perder las elecciones del próximo año.
Arreglar una alianza rota es muy fácil si hay pragmatismo y voluntad. Siempre habrá un motivo, una excusa y una concesión. Al igual que en el arte del matrimonio y del amor.
El abanico de alianzas debe ir mas allá de Nayib. Deben extenderse a Gana, al pequeño Cd, y a un sector del Pcn. Pero las alianzas no son gratuitas. Tienen un costo, un precio a pagar para que después haya un mutuo beneficio.
Es absurdo cambiar ministros empujados por la presión mediática de una mala gestión. Pero si es muy inteligente y necesario sustituir ministros para ofrecer desde ya un cogobierno a las fuerzas aliadas con las que se pretende derrotar a Arena. Las alianzas se establecen en base a cuotas de poder para construir correlaciones de fuerzas.
La alianza con los polos mediáticos, tanto el comercial como el alternativo, es imprescindible. Los medios de comunicación son como la artillería que protege a la infantería cuando se va al campo de batalla. Sin la cobertura de un polo de medios cualquier campaña es masacrada.
La base de la alianza con los medios es la inversión económica. Los tres grupos mediáticos hegemónicos (Altamirano, Dutriz y Esersky) ya definieron su alianza con Arena con el compromiso de recuperar las millonarias pautas publicitarias del pasado. Ya hay un anticipo de más publicidad del supermercado.
Por eso fue estratégica la resolución de la Sala y la ley de responsabilidad fiscal al establecer como superfluos los gastos de publicidad para cortar las posibles alianzas mediáticas a través del factor económico. Si Arena llegará al ejecutivo la Sala levantaría la veda.
El Gobierno del Frente debió haberla desafiado o eludido. Y los medios le hubieran apoyado. El estímulo económico al sector de medios es tan legítimo y necesario como hacerlo con los transportistas, los cañeros, los industriales, los banqueros o la microempresa.
La alianza económica con medios de comunicación medianos, en combinación con el polo de medios alternativo, es esencial para restablecer el poder de influencia. El Gobierno del Frente tiene que ingeniárselas para llevar inversión económica a los dos polos mediáticos. Formas hay muchas. Pero se necesita visión y voluntad.
Calderón Sol hablaba mal con jadeos y subió el Iva al 13%. Francisco Flores era un presidente siempre ausente e impuso la dolarización. Saca sufrió los bloqueos legislativos del Frente y una delincuencia creciente. Pero aparecían siempre como populares gracias a sus alianzas políticas y mediáticas.
Un gobierno con fuertes alianzas políticas y mediáticas siempre aparecerá como popular. Un gobierno honesto y con obras, pero solitario y aislado, siempre será condenado y perdedor.
Lo que ha colocado al Gobierno del Frente en situación compleja no es la corrupción ni las medidas económicas, sino la falta de alianzas políticas y mediáticas audaces para gestionar el poder.