El cielo despejado y un viento que por momentos se tornaba fuerte, fueron el marco idóneo para que 27 paracaidistas salvadoreños surcaron el cielo el pasado fin de semana en la XVIII edición del Campeonato Nacional, organizado luego de una pausa de seis años.
Entre ese grupo se encontraban dos osados atletas, Mónica Fuentes, una exciclista que en su época juvenil representó a El Salvador, y quien ahora se acerca a los 900 saltos, y Carlos Wrigth, un veterano que este mes de diciembre cumple 30 años de lanzarse al vacío.
“Tengo aproximadamente 13 años de estar saltando. Toda la vida había querido saltar, realmente cuando inicié no sabía mucho de qué se trataba el paracaidismo, pero luego de sacar el curso me di cuenta que es un deporte como todos, que requiere mucha disciplina y entrenamiento”, explicó Mónica, quien se ubicó en el primer lugar en la modalidad de trabajo relativo.
Entre 27 participantes ataviados con sus cascos, traje, guantes, gafas y altímetro, sobresalía con su cabellera larga como la única mujer del grupo, que atenta escucha las indicaciones finales antes de elevarse poco más de 3 kilómetros, 10,000 pies, en el Arava, un avión de transporte táctico ligero.
Carlos Wrigth, un veterano que este mes de diciembre cumple 30 años de lanzarse al vacío
“Ser la única mujer compitiendo me ha servido también para motivar a más mujeres a que se acerquen al deporte, y siempre he tenido el apoyo de todos mis compañeros”, dijo Mónica, quien recalcó que el paracaidismo “es un deporte en el que cada salto es diferente, y en cada uno de ellos se aprende. Así fue como me fui involucrando y siempre hay un reto que cumplir”.
Y precisamente esos retos son los que la han llevado a saltar no solo en el país, sino en diversas partes del mundo.
“Lo más difícil es perder el miedo en los primeros saltos pero cuando uno se da cuenta que es un deporte que requiere mucha técnica, que se cuenta con muchas medidas de seguridad y que siempre y cuando esto se cumpla, al final se vuelve también un deporte bastante seguro”, afirmó la expedalista.
Mónica formó parte de la Federación Salvadoreña de Ciclismo hace 15 años, y luego se fue a vivir a Argentina, y al no llevar su bicicleta y vivir cerca de un campo aéreo, ya que también es piloto, decidió probar con el paracaidismo, pero amar el deporte la ha llevado aún más lejos.
“Estoy en el Comité Organizador de los Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe 2023, y bueno, apoyando en lo que se pueda en la organización de este gran evento que va a ser de mucha utilidad para la ciudadanía y para desarrollar la ciudad”, comentó.
30 años saltando
Carlos, quien junto con Juan Manuel Zavaleta, Mario Solís y Óscar Doñán, acompañó a Mónica en el primer lugar en trabajo relativo, y además, obtuvo un tercer lugar en aterrizaje de precisión, llegó al paracaidismo hace 30 con una curiosa inspiración.
“Estaba en la universidad y para ser sincero, lo vi en la película ‘Point Break’, y dije, si ellos pueden saltar, por qué yo no, y de ahí comencé a saltar y ahorita vamos para 30 años”, comentó Wright, quien acumula alrededor de 2,120 saltos. Sin bitácora en mano solo puede dar una aproximación.
“Gracias a Dios he podido participar en varios récords mundiales, he podido viajar a varios países. Todavía hay un récord mundial de noche, en el que participé en Arizona, Estados Unidos; en Tailandia nos juntamos 400 personas para saltar, entonces el deporte me ha dado la posibilidad de ir a conocer otros países, competir y representar a El Salvador”, dice orgulloso.
Carlos reconoce que todos los paracaidistas forman un gran hermandad, y que está orgulloso de formar parte de este deporte, del que ha visto accidentes, pues pasan, por lo que es contundente al mencionarlo.
“Tomando las precauciones, cuidando el equipo y haciendo las cosas por las reglas, en realidad siento que a veces es más peligroso andar en las calles de nuestro país!”, dice con una ámplia sonrisa, para luego afirmar que “los invito a todos, es un deporte seguro, se los recomiendo para todas las edades, pueden ver a las mujeres, ellas pueden saltar, igual, y si no, mejor que los hombres”.
Mónica no lo escucha, pero coincide en que el paracaidismo es una práctica segura, y que cuando lleguen a conocerlo, van a amarlo.
“Invitar a la gente a que se acerque a este tipo de deportes, son muy divertidos, muy seguros, siempre y cuando se cumpla con las medidas de seguridad, así que una invitación tanto a hombres como mujeres”, comentó la exciclista.