La iniciativa “El Sombrero Loco”, promovida por el Ministerio de Educación ha ganado simpatía en El Salvador. Con materiales reciclados, cartón y papel los estudiantes llegaron a clases luciendo verdaderas obras de arte sobre sus cabezas.
Desde sombreros con molinos de viento hasta castillos en miniatura, cada pieza reflejó no solo el ingenio infantil, sino también el apoyo entusiasta de los padres de familia.
El objetivo iba más allá de lo estético: fomentar la creatividad, el juego y el tiempo de calidad en familia. Y vaya que funcionó: miles de publicaciones compartidas, tendencias digitales y un estallido de color en las aulas lo confirman.
Para muchos, esta dinámica se convirtió en una oportunidad de recordar que aprender también es reír, inventar y compartir. Una lección pedagógica con un toque divertido que, sin duda, se robó la atención dentro y fuera de las escuelas en El Salvador.