Este 24 de marzo se conmemora un aniversario más del asesinato de monseñor Óscar Arnulfo Romero y Galdámez, arzobispo de San Salvador, quien fue ultimado de un disparo al corazón mientras oficiaba misa en la capilla del hospital Divina Providencia en 1980.
Las investigaciones de la Comisión de la Verdad señalaron al mayor Roberto d’Aubuisson, fundador del partido ARENA, como el autor intelectual del crimen, al acusar a Romero de subversivo. El atentado fue perpetrado por un francotirador entrenado, quien ejecutó el disparo certero durante la homilía.
A lo largo de los años, el legado de Romero ha trascendido las fronteras de El Salvador. Su lucha por la justicia y su defensa de los más pobres lo llevaron a ser beatificado el 23 de mayo de 2015 en la plaza Salvador del Mundo y, posteriormente, canonizado por el papa Francisco el 14 de octubre de 2018 en la Plaza de San Pedro, en Roma.
Hoy, sus fieles lo recuerdan como “San Romero de América” y “Mártir por la Fe”, una figura que sigue inspirando a quienes buscan justicia y dignidad para los más vulnerables.