En noviembre de 2024, el presidente Nayib Bukele brindó un contundente discurso en defensa de su estrategia de seguridad, destacando que la fuerza del Estado debe garantizar los derechos humanos de las personas que históricamente han sido olvidadas: las víctimas.
“La fuerza del Estado no debe usarse para violar derechos humanos, sino para garantizarlos, especialmente los de la gente que nunca ha sido defendida”, afirmó Bukele. Enfatizó que no todos los derechos tienen la misma ponderación y que “el derecho humano más importante es el derecho a la vida. Ningún otro se puede ejercer sin este”.
El mandatario hizo un recuento de cómo, antes de su administración, los pandilleros eran arrestados y liberados en cuestión de días, lo que derivaba en represalias violentas contra las familias de los policías. “Los delincuentes tienen derechos humanos porque son humanos, pero no más derechos que los demás”, subrayó.
El Jefe de Estado salvadoreño ilustró la gravedad del fenómeno criminal en su país con el caso de una mujer a quien sus propios sobrinos pandilleros le cortaron ambas manos por no pagar extorsión. “Ella hace barras de chocolate sin tener manos. Nadie defendió su derecho humano. Nadie habló por ella”, expresó.
Bukele también denunció que, durante años, miles de salvadoreños vivieron bajo el terror: “Les cortaban las cabezas para mandar mensajes, violaban mujeres, extorsionaban negocios, impedían a los niños jugar en las canchas. ¿Quién habló por ellos?”, cuestionó.
Finalmente, recalcó que la lucha contra las pandillas no solo requiere arrestar criminales, sino asegurarse de que permanezcan en prisión. “Es imposible salir del ciclo de violencia si toda la sociedad no apoya el plan completo”, concluyó.