Durante su intervención en la Conferencia Internacional sobre Estado y Democracia (CIED), el ministro de Seguridad, Gustavo Villatoro, destacó que antes de la llegada del presidente Nayib Bukele, El Salvador fue reconocido como la capital mundial de los homicidios.
En 2015, el país se posicionó como el más peligroso del mundo, con las pandillas controlando amplias zonas y estableciendo un “estado criminal paralelo” que afectaba gravemente la seguridad y la vida cotidiana de los salvadoreños.
Villatoro también mencionó que los gobiernos del FMLN pactaron con los grupos criminales, lo que contribuyó al colapso de las instituciones de seguridad y al aumento de la violencia.
“Las pandillas tenían el control territorial”, dijo el ministro, criticando los acuerdos entre el gobierno y los criminales que afectaron a la población honrada.
Gracias a medidas como el Estado de Excepción y el Plan Control Territorial, la violencia ha disminuido significativamente, y el país ha experimentado una drástica reducción de homicidios, recuperando la tranquilidad en muchas comunidades.