El mes pasado, la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) informó que el fenómeno meteorológico de La Niña había culminado; por lo tanto, actualmente el país se encuentra en condiciones neutrales, pero hay una probabilidad del 60 % para que se establezca el fenómeno de El Niño entre julio y agosto, informó Sidia Marinero, coordinadora del Área de Clima y Agrometeorología del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN).
De acuerdo con la especialista, en términos generales, El Niño implica disminución de lluvias tanto en la frecuencia como en el acumulado del año, así como posibles sequías; sin embargo, no todos los períodos son iguales. «No es que deje de llover, sino que se tendrá una temporada menos lluviosa en comparación con años anteriores y habrá aumento de temperaturas», explicó Marinero.
El Niño regresa después de cuatro años, pues la última vez que se registró fue en 2019. De 2020 a inicios de 2023 estaba influenciando La Niña, pero ha tenido comportamientos diferentes. En 2020 llovió mucho y se superó el promedio anual, que es de 1,898 milímetros, en 2021 se quedó en el promedio y en 2022 se superó nuevamente.
Estos fenómenos no tienen duración de tiempo específica, esto depende mucho del comportamiento de las corrientes oceánicas, lo que afecta en las diferencias de presión de la atmósfera; sin embargo, no está completamente definido su detonante, aseguró Marinero. De igual forma, su duración está mediada por la profundidad de las capas frías o calientes en el océano.
La previsión actual es que al cierre del año se tendrá establecido El Niño en un 70 %. Para abril se prevén temperaturas altas y a mediados de julio habrá una canícula.
«Nunca se ha registrado un fenómeno que dure más de cinco años. Este evento recién terminado [La Niña] es uno de los más largos, con 30 meses. El calentamiento global en general hace que las temperaturas aumenten, que haya más nubes y que las lluvias aumenten», señaló la especialista.
Al ser un fenómeno global, tiene un gran impacto en todos los sectores, especialmente en el económico y el social. El MARN recomienda a los agricultores o empresarios tener un plan de acción que incluya la conservación del agua y planes de riego; también se deben tener precauciones con la acuicultura, ya que por la temperatura del mar los peces pueden moverse de zonas. A la población en general se le recomienda usar protección solar e hidratarse.