El móvil del crimen en el que murieron nueve personas ocurrida el 30 de marzo del 2015 en un predio para furgones en Quezaltepeque, estaría ligado a disputas que tuvieron los cabecillas de la banda de roba furgones.
El Juzgado Especializado de Sentencia “B” de San Salvador instaló la vista pública contra 13 sujetos acusados de formar parte de una banda roba furgones y de los nueve asesinatos perpetrados en un predio destinado a la guarda de objetos robados, ubicado en el cantón Primavera, de Quezaltepeque, en el departamento de La Libertad en 2015.
Entre los acusados se encuentra Milton Omar Zaldaña, Juan Ramón Deras, Juan José Urbina Hércules, José Mario Bernal, Víctor Misael Rivera, Edwin Morazán León y Edgar Rudy Pérez, entre ot
El ministerio público en su requerimiento sostiene que los robos se dieron entre el 2014 y 2015; donde los sujetos se vestían como agentes policiales para montar retenes policiales, parar furgones y de esa forma robar los productos que transportaba, para posteriormente comercializarlos en varios puntos de San Salvador.
El móvil del crimen en el que murieron nueve personas, ocurrió el 30 de marzo del 2015 en un predio para furgones en Quezaltepeque, donde estaría ligado a disputas que tuvieron los cabecillas de esa banda porque uno de ellos no compartía las ganancias que obtenía del tráfico de drogas.
La fiscalía establece que la masacre fue planificada en Santa Ana, cuatro cuadras abajo del hospital San Juan de Dios, una vez que Juan José Urbina Hércules, alías “El Tigre”, uno de los supuestos cabecillas de la banda, se enteró que “Moncho” colaboraba con Los Cacerolas.
En ese lugar se reunieron el 26 de marzo con un grupo que se dedica a robar drogas, encabezada supuestamente por Ibis Adonay Lemus Sánchez, alias El Choco, con quienes acordaron matar al día siguiente a Moncho, utilizando como pretexto llegar al predio propiedad de este con la promesa de vender una camioneta.
Uno de los sujetos que El Tigre tenía supervisando en el inmueble le comunicó que Moncho saldría a recibir un cargamento y se ausentaría de tres a cuatro días, por lo que los planes se pospusieron para el 30 de marzo, fecha en que los asesinaron con lujo de barbarie y donde se salvó únicamente un menor que fue escondido en la cabina de un cabezal.
Fue el menor que luego de la balacera salió a la calle a pedir ayuda, mientras ingresaron agentes de la PNC.
En las paredes donde quedaron los cuerpos de los asesinados, los sujetos pintaron con sangre varias letras Z a fin de confundir a los investigadores, de que los crímenes estaban ligados con esa estructura criminal que opera en México.
Se prevé que la vista pública se realice durante toda la semana, esto debido a que las pruebas son abundantes, entre los testigos se encuentra “Montes” quien fue parte de la estructura y participo en todos los hechos que se les imputan a los acusados.