Este domingo 14 de abril la Iglesia Católica celebra en todo el mundo el “Domingo de Ramos”, iniciando así la Semana Santa.
Este rito, que data desde el siglo IV en Jerusalén, es celebrado con una procesión donde los feligreses cargan hojas de palma, que previamente se bendicen por el sacerdote de cada parroquia, y culminan con una misa o eucaristía.
Dicho acto es la conmemoración del relato bíblico de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, es decir recuerda el momento en que la gente “alfombró el camino por el que pasaría Jesús y gritaba: Bendito el que viene como Rey en nombre del Señor, paz en el cielo y gloria en lo alto».
Las procesiones tienen distintos horarios y distancias. En algunas parroquias salvadoreñas esta celebración inicia a las seis de la mañana y en otras a las ocho y media; en cuanto a las distancias recorridas, estas van desde unos cuantos metros a más de tres kilómetros, todo depende del sacerdote y demás organizadores.
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En este contexto, en el Vaticano también el papa Francisco conmemoró a lo grande este día y allí animó a los presentes para que “en los momentos de oscuridad y de gran tribulación, cuando el demonio sale a la luz, resistirlo en silencio, manteniendo la posición, dejando actuar a Dios, protegidos bajo el manto de María”.
A los jóvenes presentes en la Plaza de San Pedro, que llegaron también porque hoy se celebra la Jornada de la Juventud Diocesana, el papa los exhortó: “No os avergoncéis de mostrar vuestro entusiasmo por Jesús, de gritar que él vive, que es vuestra vida”.
¿Lo Sabía?
Todas las palmas que se bendicen este día se guardan para utilizarla en el siguiente Miércoles de Ceniza, es decir, la ceniza de ese día se obtiene de la incineración de los ramos bendecidos en el Domingo de Ramos.