Guillermo Serrano
“Por primera vez en dos años, los pronosticadores han emitido su advertencia más grave por el riesgo de tornados catastróficos. El blanco: partes del extremo norte de Texas y Oklahoma, que también cumple el sexto aniversario de un tornado que pulverizó la ciudad de Moore, matando a 24 personas.
Más de 2 millones de personas están en peligro, ya que el Centro de Predicción de Tormentas del Servicio Meteorológico Nacional emitió una amenaza de nivel 5 de 5 para tornados violentos el lunes. “Este evento debería resultar en una amenaza significativa para la vida y la propiedad”, dijo el Centro de Predicción de Tormentas” (Fuente CNN).
“En 2013, el Quinto Informe de Evaluación (AR5) del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) concluyó que «es extremadamente probable que la influencia humana ha sido la causa dominante del calentamiento observado desde la mitad del siglo XX». La mayor influencia humana ha sido la emisión de gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono, metano y óxidos de nitrógeno. Las proyecciones de modelos climáticos resumidos en el AR5 indicaron que durante el presente siglo la temperatura superficial global subirá probablemente 0,3 a 1,7 °C para su escenario de emisiones más bajas usando mitigación estricta y 2,6 a 4,8 °C para las mayores. Estas conclusiones han sido respaldadas por las academias nacionales de ciencia de los principales países industrializados y no son disputadas por ninguna organización científica de prestigio nacional o internacional” (Fuente: Wikipedia).
Existe la historia de un grupo de personas que asisten a una reunión en una sala determinada, cuando de pronto aparece en medio de esa habitación ¡un elefante! Y los asistentes a la reunión aparentan que tal animal no existe y siguen con su agenda sin ni siquiera mirar al paquidermo o hacer mención del mismo. De esta parábola se deriva el dicho aquel de ignorar al elefante en la sala cuando algunas personas no quieren darse por enteradas de algo que está frente a ellos.
Y es lo que sucede hoy con el cambio climático que afecta al planeta y que está trayendo catástrofes impresionantes en el clima que por lo general se traducen en tragedias.
Así, hoy vemos lluvias que caen con efectos diluviales en ciudades y regiones que originan riadas e inundaciones como no se veían antes. La sequía -la contraparte absurda- produce estragos en grandes plantaciones y sembrados como en las huertas familiares. Los fríos intensos o los calores despiadados (sí, el clima no tiene corazón) matan literalmente a ancianos que no comprenden lo que sucede.
No dejemos fuera de la ecuación los incendios (la mayoría provocados por manos criminales e inconscientes del daño que provocan en el equilibrio de en que todos vivimos sobre la corteza terrestre) que arrasan con arbustos y bosques necesarios para el factor de humedad que ayuda a producir las lluvias.
Dejamos para el último nuestra contribución en el uso de combustibles en industrias, automóviles y casas que no tienen más recursos para sobrevivir en una sociedad que pareciera que corta la rama del árbol en que están encaramados…
La sociedad y los gobiernos (a los que le hemos dado nuestro voto) tienen el deber de mirar a la crisis en que nos encontramos para desviar o generar recursos que ayuden a cambiar muchas cosas con energía renovable y que no sigan asfixiando al planeta, sus habitantes y los animales que utilizamos para nuestra sobrevivencia. Y por favor, no nos digan que no tienen los recursos financieros cuando pagamos todos los días altas tasas de impuestos directos en las cosas que consumimos.
Un antiguo texto dice que el Creador no traerá otra vez un diluvio para destruir la tierra. Pero no estamos tan seguros, ya que ahora el ser humano no necesita de la intervención de la divinidad para provocar la extinción de la humanidad. ¡Ahora tenemos la tecnología para aniquilarnos a nosotros mismos!