Guillermo Serrano
El trabajo, sus leyes y regulaciones, todo aquellos que llamamos salarios y beneficios no siempre han sido lo que hoy conocemos. De hecho, el primero de mayo, fiesta internacional del trabajo en la mayoría de los países del mundo, conmemora la campaña de la jornada laboral de ocho horas. Porque no siempre ha sido así. Antes se trabaja de sol a sol, siete días a la semana o hasta que alguna enfermedad o la muerte terminaba con el obrero.
Fue en Chicago, ciudad norteamericana del medioeste, donde se llevaron a cabo acciones reivindicativas el 1o, de mayo de 1889 y cuyo fruto inmediato fue la ejecución de sus líderes, acusados de anarquistas. Desde 1890, el 1o. de mayo, día del trabajo se convirtió en una forma de demostrar la fuerza de la clase obrera organizada. Cosa curiosa en los Estados Unidos, el día del trabajo se celebra el primer lunes de septiembre y se celebra con picnics, paseos…
Nuestra pregunta de entrada, entonces puede sonar hasta ridícula hoy día, sobre todo cuando uno entra a una de esas fábricas ruidosas donde se oyen todos los ruidos posibles, menos las risas felices de la gente que allí está esclavizada. O cuando nos damos cuenta de las exigencias excesivas que mucha gente impone sobre sus empleados y trabajadores, las condiciones insalubres, la fatiga física, la agonía sicológica de multitudes que están obligadas a entregar la labor de sus manos a quienes prácticamente controlan las fuentes de trabajo y las explotan. No cabe duda que cuando analizamos estas cosas tenemos que llegar a la conclusión de que el trabajo es una maldición.
Diego Rivera, el pintor y muralista mexicano, procuró (por encargo del millonario Rockefeller) representar en un mural gigantesco, el progreso de la humanidad y lo que significaba el trabajo. Luego, el trabajo del artista fue removido por considerarlo una obra política. Hoy, se puede apreciar el mural en México. Ha habido muchos intentos de representar el papel del hombre en el desarrollo de la sociedad.
Venid a mí, los que estáis trabajados y cansados dijo alguien hace dos mil años. Y él también era un trabajador más… pero además era lo que uno de los evangelios llama el Hijo del hombre, para referirse a un ser humano verdadero, con sus logros y aflicciones. Sí, fue este título el favorito de Jesucristo cuando estuvo sobre planeta hace dos mil años. Hijo del hombre que tiene compasión por el ser humano y que lo demuestra yendo al sacrificio por nosotros. La Biblia identifica ese sacrificio como una muestra de amor de Dios por las criaturas desvalidas y carentes de algún mérito. Porque la salvación es una obra de gracia.