“Los pueblos que olvidan su historia, están condenados a repetirla” (Jorge de Santayana)
Ahí en un rincón de una vieja casa en Los Planes de Renderos, (la Quinta Monserrat) al azote de la lluvia que se filtraba por las paredes con moho, yacía el tesoro literario de Luis Salvador Efraín Salazar Arrué (Salarrué) y de toda su artística familia.
Pero siempre hay un amigo que te conoce, te aprecia, te respeta y sobre todo te recuerda a tal grado de resguardar el legado y gracias a ese amigo toda la riqueza artística de la familia Salarrué se convierte, desde noviembre de 2016, según la UNESCO en patrimonio cultural y la totalidad de sus obras, es catalogada como “archivo único e irremplazable”.
Como una simple escribiente, en el drama de mi novela de nombre “El Legado”, cito las principales obras literarias, de pintura e incluso musicales de la familia; que son resguardadas por uno de los herederos quien se resiste a exponerlas al mundo por el nulo reconocimiento que la sociedad nacional les otorgó a sus ancestros.
Pero el valor intrínseco de todo este archivo que resguarda rebalsa su capacidad de control hasta que finalmente sale a la luz. Este reconocimiento al artista, tanto en la realidad como en la ficción de El Legado, debe atravesar un largo y pedregoso camino, lleno de vicisitudes, requisitos y contratiempos que solo son superados por el valor de sus obras y de quienes sí lo reconocen.
Entre ficción y realidad, El Legado, aborda y refleja la dicotomía entre quedarse con los brazos cruzados o hacer algo para que El Salvador y el mundo entero reconozca el valor de las multifacéticas obras de los Salarrué.
La narración se desarrolla entre la ciudad de San Salvador y el municipio de San Julian, Sonsonate, en un lugar en el cual se cultiva y trabaja el árbol de Bálsamo (Myroxylon balsamun), el cual al procesarse se derivan varios productos de uso medicinal. En algún momento de esta narración, medite en titularlo: “Oro Negro” por el valor de la resina de este árbol que fue muy cotizada en la época colonial, pero al final, hay que darle el valor que se merece a los Salarrué y contribuir de esa manera a reconocerlo y sentirnos orgullosos de su legado. Si con mi novela, logro despertar en ustedes ese sentido de la investigación, de la búsqueda o de la “pesquisa” de la vida de esta incomparable familia y de su contribución a nuestro patrimonio cultural, me daré por satisfecha.
Este es mi tributo y reconocimiento a Salarrué y su familia, aquel que un pueblo le negó y que tuvo que traspasar las fronteras para lograr su lugar en el mundo. Espero que disfruten este breve abordaje a los Salarrué.
Sobre la autora del presente texto:
Ana Urbina: escritora salvadoreña de novelas románticas. Autora de ¿Y si te enamoras de mí? y deDinero, Traición y Venganza, Parte I. Su primera obra publicada esIstmania.
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