Cuatro meses han pasado desde que el Presidente Nayib Bukele ordenara a las fuerzas del orden instalar un cerco de seguridad en Soyapango para cortarle salidas y capturar a los mareros que se mantenían escondidos en colonias y comunidades del municipio.
Al mandatario no le tembló la mano para movilizar un pelotón de 10,000 policías y soldados para cumplir con la misión de sacar de las calles a extorsionistas, asesinos, cabecillas de estructuras terroristas y colaboradores. Este fue un hecho sin precedentes en la historia del país.
Fue así como a las 2:57 de la madrugada del 3 de diciembre de 2022, cuando el gobernante a través de sus redes sociales escribió: «A partir de estos momentos, el municipio de Soyapango está totalmente cercado».
Seguidamente publicó: «8,500 soldados y 1,500 agentes han rodeado la ciudad, mientras los equipos de extracción de la Policía y el Ejército se encargan de sacar uno a uno a todos los pandilleros que aún se encuentran ahí». El gobernante pasó de las palabras a las acciones y fue de esa manera como las estructuras criminales de la pandilla 18 y MS fueron desarticuladas y sus cabecillas encarcelados.
A partir de ese momento y hasta el 30 de marzo de este año han sido capturados 1,342 criminales, según los datos policiales. Por el momento, las autoridades se mantienen patrullando día y noche las cerca de 300 colonias que conforman Soyapango, siendo este el segundo municipio más poblado del país -después de San Salvador- con 251,403 habitantes, según el último censo poblacional realizado por la Dirección General de Estadística y Censos (Digestyc) en 2007.
El ministro de Defensa, René Francis Merino Monroy, destacó la efectividad de los cercos y aseguró que darán continuidad a esta estrategia para sacar de las calles a todos los mareros.
«Han sido altamente eficientes, un éxito total, por ejemplo, en Soyapango hemos sacado a más de 1,300 pandilleros debidamente identificados y de alta peligrosidad», afirmó el ministro.
El funcionario aseguró que estos delincuentes ya no le están haciendo daño a la población y eso se traduce en la tranquilidad de quienes viven en lugares emblemáticos como La Campanera, Las Margaritas, Sierra Morena, San Francisco, la 22 de Abril, El Limón y más lugares que en el pasado fueron controlados por pandillas.