A eso de las 10:00 de la noche del viernes 27 de enero pasado, José Armando R. G., de 44 años de edad, en estado de ebriedad, llegó a la casa de su expareja en el Reparto Las Cañas, de Ilopango, para gritarle que abriera la puerta.
La mujer abrió y, en ese momento, el sujeto comenzó a gritarle enfrente de los dos hijos de ambos. Los vecinos llamaron al Sistema de Emergencias 911, cuyos agentes llegaron para verificar lo que ocurría.
En el lugar se dieron cuenta que existían medidas cautelares para que el sujeto no se acercara a su excompañera de vida, por lo cual procedieron a detenerlo.
José Armando fue acusado por el delito de desobediencias en caso de medidas cautelares o de protección en el Juzgado de Paz de Ilopango, donde se le aplicó una suspensión condicional del procedimiento con medidas de estricto cumplimiento durante un año.
El sujeto no podrá cambiar de domicilio (vive separado de su pareja), además no podrá salir del país sin autorización judicial, así como deberá presentarse una vez al mes a un Juzgado de Vigilancia Penitenciaria, tendrá que asistir a un grupo de Alcohólicos Anónimos y deberá acudir a terapias al Centro de Atención Psicosocial (CAPS) de la Corte Suprema de Justicia para recibir un tratamiento y poder así controlar su ira.
Jajaja esas medidas son inventos de otros países acá el indio no sabe de qué le están hablando, metano en la mega cárcel de por vida y eso si lo va a entender
En nuestro país existe una degradacion familiar, decena de miles de niños viven en hogares disfuncionales observando comportamientos bestiales, estúpidos y poco hombres. En programas de estudio mamá y papá se aman.