El pleno legislativo declaró este miércoles, con 76 votos, «Hija Meritísima post mortem» a Rufina Amaya, la única sobreviviente de la masacre de El Mozote, cometida en diciembre de 1981.
La salvadoreña, quien murió en marzo de 2007, presenció la matanza que cometieron los integrantes del batallón Atlacatl de la Fuerza Armada, el 11 de diciembre de 1981, en el caserío El Mozote, del municipio de Meanguera, en Morazán.
El jefe de fracción de Nuevas Ideas, Christian Guevara, destacó que Rufina Amaya es símbolo de verdad, justicia, y del sufrimiento. Al mismo tiempo, acusó a los gobiernos anteriores, de Arena y FMLN, de haberla «abandonado».
La legisladora Ana Figueroa, señaló que dicho reconocimiento es significativo para el país, ya que Amaya es un símbolo luego de «haber soportado que le arrebataran a sus hijos y tuvo que luchar por su vida durante la guerra civil”.
Los legisladores otorgaron la distinción porque buscó justicia para los pobladores, a pesar que fue victimizada y amenazada por las fuerzas castrenses, al punto que la obligaron a abandonar el lugar donde siempre vivió, aseguraron diputados de Nuevas Ideas.
Amaya (1942-2007), dio testimonio de los acontecimientos ocurridos cuando en el conflicto armado que vivió el país, el ejército asesinó a más de 900 personas y cientos de niños de El Mozote y lugares aledaños.
Rufina Amaya, nacida en 1943, era oriunda del cantón Guacamaya, caserío El Mozote, en Meanguera, Morazán. Ella presenció cuando su esposo y sus cuatro hijos murieron a manos a soldados que irrumpieron en las casas del caserío para acabar con los pobladores.
Amaya denunció al Estado salvadoreño, en 1981, pero las autoridades de entonces no le prestaron atención.
En 1993, se abrió el expediente ante la Comisión de la Verdad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) donde se identificaron a los autores de la masacre. El testimonio que rindió la única sobreviviente de ese hecho permitió individualizar a los asesinos y deducir responsabilidades.