Para Selma Blair, descubrir que padece esclerosis múltiple supuso todo un alivio. Aunque suene extraño, recibir el diagnóstico en 2018 fue lo mejor que podía sucederle porque explicaba los problemas de salud que sufría desde que era pequeña.
La actriz visitó un sinfín de médico y ninguno consiguió descubrir qué le ocurría. Uno incluso le recomendó durante la consulta que buscara un novio porque eso solucionaría todas sus dolencias.
«Lloré. Simplemente lloré. No tenía capacidad para procesarlo. ¿Qué se supone que debo hacer con esta información? Sabía que el dolor era real. Pensaba que lo era. Pero empecé a convencerme de que era demasiado sensible. De que no me pasaba nada. Me decía que me tenía que controlar, que era una vaga», ha desvelado en una nueva entrevista con Kristen Welker.
La estrella de ‘Crueles intenciones’ asegura que fue víctima de un sesgo de género en su adolescencia, porque la gran mayoría de especialistas que la atendieron eran varones adultos que atribuían todas sus dolencias a la menstruación. Selma sabe que los síntomas de la EM pueden variar enormemente de una persona a otro, y a menudo se confunden con problemas psicológicos, pero en su caso, cree que ni siquiera le prestaron atención.
«Había un chico de mi curso que acudía por el mismo dolor de cabeza crónico y la misma fiebre, y a la semana ya le habían hecho una resonancia magnética y le habían operado. A mí nunca me hicieron una resonancia magnética a pesar de que siempre tenía dolores de cabeza y fiebre y problemas de equilibrio o no me funcionaba la pierna, porque me decían que era muy dramática».
Desde muy joven le recetaron «antidepresivos muy fuertes», y acabó recurriendo al alcohol para sobrellevar el infierno que estaba viviendo. Las adicciones afectaron a su capacidad de socializar porque no se sentía presente en su propio cuerpo y no pudo afrontar los ritos de paso más básicos