A comienzos de los años 80, James Cameron era solo un joven director con más ideas que recursos económicos.
Tras varios trabajos en cine de serie B, que incluía una pobre secuela de Priaña, Cameron cayó enfermo mientras trabajaba en Italia en otra producción de bajo presupuesto. Durante la fiebre, tuvo una revelación: una figura metálica y esquelética emergía de las llamas, como una pesadilla de acero que ni el fuego podía detener.
Esa imagen se le quedó grabada en la mente y, al volver a Estados Unidos, decidió darle forma. Así nació Terminator, un proyecto que él mismo escribiría y dirigiría, sin imaginar que se convertiría en una de las películas más influyentes de la historia del cine de ciencia ficción y que a 40 años de su estreno sigue siendo un referente en el séptimo arte.
“La imagen de Terminator me vino durmiendo. Estaba enfermo, tenía mucha fiebre, y en ese sueño febril vi un esqueleto cromado emergiendo de un incendio. Lo dibujé de inmediato”, explicó el director más taquillero de todos los tiempos.
Fue en 1984 cuando el público acudió en masas para ver a Arnold Schwarzenegger ser el mítico T-800 y Linda Hamilton la memorable Sarah Connor. Por ello, a cuatro décadas de ese histórico momento es necesario recordar el impacto y legado de esta cinta.
Idea arriesgada pero vigente
El concepto era arriesgado para la época. Cameron quería fusionar ciencia ficción y suspenso en una historia oscura sobre un futuro dominado por las máquinas. En el centro de la trama estaba el T-800, un cyborg enviado del futuro para eliminar a Sarah Connor, la madre del futuro líder de la resistencia humana.
Pero, precisamente en ese sueño loco y arriesgado, estaría la clave para que Terminator hoy siga vigente y más que una pesadilla fue una premonición de lo que serían los avances tecnológicos.
“40 años después estamos hablando más que nunca de los robots, de la Inteligencia Artificial, de la automatización, que eran temas que en los años 80 eran simplemente ciencia ficción, pero hoy hacen parte de nuestra realidad”, destaca Jerónimo Rivera, doctor en Comunicación y miembro votante de los Globos de Oro.
Los estudios no entendían esta mezcla de géneros y mucho menos la idea de una película de acción con un mensaje sobre el peligro de la tecnología descontrolada. Pero Cameron estaba decidido, y con la ayuda de la productora Gale Anne Hurd, quien además compró los derechos del guion por tan solo un dólar, consiguió avanzar con el proyecto.
“Por otra parte, fue una película innovadora desde lo tecnológico, trayendo una serie de innovaciones muy importantes para configurar una película de acción. Muy convincente que incluso hoy, 40 años después, se deja ver bastante bien que no envejeció mal como otros de la época”, añade Rivera.
Es por ello que para el realizador audiovisual Álvaro Serje, Terminator fue esa gran oportunidad de James Cameron que empezó a ponerlo en el ojo público hasta llevarlo a ser el más taquillero de toda la historia.
Arnold, el gran T-800
Y justamente otra de las grandes razones por las que esta película pasó a la historia fue por la actuación de Arnold Schwarzenegger como el T-800, aunque el ‘Roble Austriaco’ no fuese el gran actor por excelencia y que gracias a su interpretación imparable, carente de emociones y frases como “Volveré” (en inglés originalmente dice I’ll be back) quedó impregnado en la cultura popular.
“Él no es un gran actor, pero es una estrella de cine y creo que Terminator fue el papel ideal para él precisamente porque no necesitaba mucha expresión, era un robot sin alma”, detalla.
Sarah Connor, la gran heroína
En contraparte a Arnold, quien se termina llevando casi que todos los elogios, es Linda Hamilton que en su papel de Sarah Connor puso otra de las grandes notas de esta película, tener a una mujer como la heroína.
“El hecho de que hizo una apuesta por una heroína, mujer, y no por el héroe tradicional musculoso que estaba en los años 80, es algo para aplaudir. El musculoso es el antihéroe, el villano, que luego se convierte en héroe en la segunda película o en un co-héroe junto con la protagonista”, apunta Jerónimo Rivera.
Su legado
A cuatro décadas de ese sueño febril de Cameron, Terminator sigue siendo una obra esencial. Representa un momento en el cine en que la ciencia ficción se convirtió en una herramienta para explorar nuestros propios miedos sobre el futuro.
“Terminator influyó en otras películas de ciencia ficción y acción, de manera determinante. Hizo innovaciones tecnológicas, tuvo una gran cantidad de efectos visuales, tuvo una gran cantidad de pirotecnia, maniobras de acción de los stunts (dobles de riesgo), que marcaron su tiempo, y que todavía hoy siguen siendo referentes. Y al convertirse cada vez más en una película icónica, prácticamente todas las cintas que hablen acerca de viajes en el tiempo, de paradojas, de automatización, de robots, de inteligencia artificial, tienen que mirar a Terminator como un referente importante”, concluye Rivera.
Natalia Reyes directo a ‘Terminator Dark Fate’
En la última película de esta épica saga, que se estrenó en 2019, el público colombiano tuvo de representante en los grandes escenarios hollywoodenses a la actriz Natalia Reyes, quien le dio vida al personaje de Dani Ramos, la futura líder de la resistencia contra las máquinas de la línea de tiempo principal, en remplazo a John Connor que murió en 1998 luego de que el futuro apocalíptico de Skynet fuese borrado y reemplazado por el de Legion.
“Fue una experiencia surreal y un motivo de orgullo”, recordó en algún momento la intérprete.